Diego Caro Cancela | Historiador

"El debate territorial nació en España en la revolución del 68"

"El debate territorial nació en España en la revolución del 68"

"El debate territorial nació en España en la revolución del 68" / joaquín hernández 'kiki'

Diego Caro Cancela (Trebujena, 1955) es catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Cádiz y en 1990 se doctoró con una tesis que analizaba uno de los periodos más apasionantes y menos estudiados de nuestra historia, el conocido como Sexenio Revolucionario. Entonces lo hizo desde Jerez, un punto clave de aquel estallido. Ahora que se cumplen 150 años de aquel levantamiento, que va a pasar prácticamente inadvertido, publica un nuevo libro con una perspectiva andaluza y con las aportaciones de nuevas investigaciones.

-Con lo dados que somos a un Bicentenario y a un Tricentenario, los 150 años de la Gloriosa, que se cumplen el próximo martes, van a pasar prácticamente desapercibidos.

-Vivimos un tiempo de recortes brutales en gastos de actividades culturales. El último congreso que organicé fue en Cádiz en 2012 y lo hice con una prestigiosa asociación, la dedicada a la Historia Parlamentaria. Sacar adelante aquello costó sangre, sudor y lágrimas. En otra coyuntura yo mismo hubiera tomado la iniciativa de conmemorar un periodo clave de nuestra historia moderna, ya que no se está haciendo prácticamente nada en toda España, pero conozco cuáles son las complicaciones y me he decidido por hacer algo más modesto como sacar un libro sobre la revolución de 1868 en Andalucía y ponerlo a disposición de la comunidad científica.

"El cantonalismo no tenía claro lo que era una nación. Cartagena declaró la guerra a la nación de Murcia"

-Estamos hablando de unos hechos fundamentales que se proyectan sobre nuestro tiempo.

-Sin duda. Es el momento en el que se pasa de la burguesía revolucionaria a la burguesía conservadora que no duda, sobre todo en Andalucía, en integrarse en el caciquismo y la oligarquía. La revolución del 68 supone el momento en que la multitud se presenta en política, lo que genera un pánico en las clases acomodadas más progresistas.

-Andalucía occidental llega a la revolución con fuerte empuje republicano.

-Las provincias de Cádiz y Sevilla sobre todo, que ya contaban con importantes núcleos republicanos en la clandestinidad, aunque aparecían bajo el nombre de demócratas, pero que se habían ido organizando a través de ateneos culturales y sociedades de socorro a los trabajadores. Andalucía aportó un tercio de los diputados republicanos que salieron de las primeras elecciones de sufragio universal, aunque sólo masculino, que hubo en España. El resto de España se mostró monárquica. Andalucía, junto a Cataluña, eran los grandes bastiones del republicanismo.

-Eso hizo imposible una república desde el primer momento, aunque luego llegaría.

-La propia revolución nacía muy dividida porque cada uno tenía su proyecto. Prim, por ejemplo, no quería a los Borbones, pero tampoco quería la república, de ahí que apostara por un rey extranjero, Amadeo, que en un caso inédito, acabaría dimitiendo. Eso supuso que aliados suyos como el jerezano Paúl y Angulo, que acabaría siendo implicado en el complot del asesinato de Prim, se sintieran traicionados.

-Pero los republicanos tampoco formaban un frente común.

-Había posturas muy lejanas. Estaban los republicanos conservadores, que soñaban con un estado al estilo de Suiza o Estados Unidos y que lo único que querían era librarse de los Borbones. Luego estaban los republicanos socialistas cercanos al internacionalismo. Y luego estaban los centralistas jacobinos y los federales, cuyas ideas serían el germen de las autonomías.

-Es que en aquella revolución nacen debates, como el de la organización del Estado, que llegan a nuestros días.

-O las relaciones entre Iglesia y Estado, también de actualidad. Esos puntos están recogidos en la Constitución del 69, que tiene una enorme importancia y que se debería estudiar más. Sin duda, es la más democrática del siglo XIX. Establece la libertad de culto y se permite el regreso de los protestantes, a los que había expulsado Felipe II, como cuenta magistralmente Delibes en El hereje. Ese regreso de los protestantes también tendrá su importancia. En lo que se refiere a organización del Estado, el cantonalismo es la radicalización de ese debate territorial que ya se recoge en ese texto constitucional, porque cuando se produce la crisis de los cantones, que es lo que acabará con la república, lo que se busca es construir un estado de abajo a arriba que debería arrancar con la independencia de las ciudades que se integrarían en provincias y luego en regiones y así...

-En plena eclosión nacionalista en Europa el cantonalismo tiene un difuso concepto de nación.

-Y tan difuso. El cantón de Cartagena, que fue el que más duró, decidió, al ver que Murcia no se sumaba al movimiento, declarar la guerra a la nación murciana. Ésas fueron las palabras de la declaración de guerra: nación murciana.

-No es de extrañar que en un país como éste Amadeo de Saboya decidiera quitarse de en medio.

-Era demasiado para cualquiera. Le piden que sea rey de un país en el que conspiran monárquicos alfosinos, monárquicos carlistas y republicanos. Las clases propietarias veían peligrar sus intereses porque querían abolir la esclavitud en Cuba y Puerto Rico y se crean sociedades españolistas que hablan, lo que no deja de tener gracia, de libertad del trabajo para defender la esclavitud. Una presión enorme.

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