Entrevista a Cristina Rodríguez

“Si nos fijamos cómo los niños asumen las dificultades aprenderemos de ellos”

  • Es fundadora y CEO de Mumablue, un 'startup' que elabora libros personalizados para niños

La empresaria editora Cristina Rodríguez

La empresaria editora Cristina Rodríguez

Cristina Rodríguez es co-fundadora y CEOde Mumablue, una 'startup' de libros infantiles personalizados. Mediante un editor permite crear “dobles” de los lectores, que se convierten en protagonistas de su propia aventura. El proyecto lo inició en 2015 y los cuentos personalizados ya son una realidad empresarial interesante, con más de medio millón de ejemplares. Mumablue cuenta a día de hoy con 7 historias diferentes, dirigidas a niños de 1 a 9 años y los encargos abarcan 34 países.

–Usted vive del cuento. Qué suerte ¿no?

–Soy muy afortunada por poder dedicarme a algo tan maravilloso ¿Hay algo mejor que los cuentos? Las historias hacen soñar, despiertan la imaginación, trasladan a mundos imposibles... Tanto o más maravilloso que el propio hecho de crear cuentos es saber que, al otro lado, hay un niño que va a quedar envuelto en su magia. Vivir del cuento, en mi caso, es ver recompensado tu esfuerzo.

–Antes de crear su empresa usted fue despedida de una agencia de publicidad por quedarse embarazada ¿qué pasó?

–Me propusieron un ascenso justo cuando acababa de quedarme embarazada. Lo comuniqué y a los dos días fui despedida. No es una historia interesante, ya que, por desgracia, es la historia de muchas mujeres en este país. Me puse en marcha para perseguir mi sueño y lo logré. Este tipo de cuentos no siempre tienen final feliz.

–¿Cómo era su vida en la agencia de publicidad? ¿le empujaron, en definitiva, a ser emprendedora?

–En una agencia de publicidad el trabajo es diferente, al final trabajas para distintos clientes. Es otro ritmo y, lógicamente, el grado de satisfacción no tiene nada que ver con el hecho de trasladar esos conocimientos a la promoción de tu propia marca. Tenía ganas de crear un proyecto cultural. No es que el despido me abocara, pero fue el empujoncito.

–¿Cómo surgió la idea de los libros personalizados?

–Siempre me ha encantado leer, desde pequeña. Pasaba momentos mágicos inmersa en los libros. Me di cuenta de que los niños, a causa de las nuevas tecnologías, cada vez se estaban apartando más de la lectura. Entonces se me ocurrió que si creaba cuentos donde el niño fuera el protagonista, ninguno se podría resistir. Comencé haciendo pruebas con fotos reales y terminé dándome cuenta de que encontraban mayor atractivo en verse representados en una ilustración. Empezamos a desarrollar una tecnología propia.Y resultó un éxito.

–¿Qué es lo que propone su empresa?

–Mumablue es una marca de cuentos personalizados, educativos y con valores. La personalización fomenta el hábito de lectura en los niños y a la vez que permite que asimilen mejor las enseñanzas y valores: el protagonista absoluto de la historia es el propio niño. No vive la historia desde fuera, sino en primera persona. Esta experiencia inmersiva cambia el modo en el que un niño se enfrenta a la lectura. Hace tener una percepción positiva de los libros. Es crear algo atractivo, que entretenga pero que permita aprender y pueda ser uno de los primeros contactos con la cultura.

–¿El coronavirus es un hachazo para su empresa?

–Me enorgullece decir que el desarrollo de Mumablue ha sido meteórico. Todo empezó de un modo bastante artesanal hace cinco años y hoy en día tenemos presencia en 34 países, entre ellos Estados Unidos, Alemania o Reino Unido. Esto demuestra lo importante que es tener una buena idea y lograr hacer un buen producto que guste a padres y niños. En cuanto al coronavirus no nos ha afectado negativamente. Hacemos entretenimiento infantil y comercio electrónico, dos rasgos que se unieron al confinamiento. Tuvimos fortuna.

"Para los niños un acceso temprano a internet y a las pantallas hace que posean demasiada información antes de tiempo"

–¿Hemos tratado bien a los niños en estos meses de confinamiento? Creemos que han sido unos héroes.

–Ha sido duro para ellos y para las familias, pero en general creo que sobre todo ellos lo han hecho muy bien. Los niños tienen mucha mayor adaptabilidad al cambio y, exceptuando aquellos casos en los que las circunstancias hayan sido más difíciles, creo que lo han llevado mejor que los adultos. Si nos fijamos en los niños y cómo asumen las dificultades, las situaciones difíciles, aprenderemos de ellos. Debemos verles como un ejemplo.

–¿Qué perfil tiene de los niños del siglo XXI?

–Los niños del siglo XXI son nativos digitales, eso es un hecho, es y será su realidad durante toda la vida, y no es malo. Sin embargo, un acceso temprano a internet y a las pantallas hace que posean demasiada información antes de tiempo. Eso acelera la pérdida de la inocencia, uno de los valores de la infancia que considero más valiosos, íntimamente ligado a la imaginación y que, además, es irrecuperable. Los niños de hoy no son distintos a los niños de siempre. La diferencia en cada época está en la educación y en el entorno. Por eso es importante que los niños crezcan sabiendo lo que es un cuento y aprendan a valorarlo, que sepan que fuera de las pantallas existe un mundo maravilloso.

–Haga un cuento de vivido en este año.

–Había una vez... Fin. En muchos sentidos creo que será un año para olvidar. Eso sí, intentemos extraer lo que esto nos ha enseñado. Este desagradable episodio (que, por desgracia, aún no ha terminado) nos ha hecho ver el valor de las cosas pequeñas, que además son las que no cuestan dinero. Sería bueno una reflexión de cada uno para preguntarnos qué es lo que necesitamos para ser felices y luchar por conseguirlo.

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