Juanjo Fraile | Empresario

“La pandemia nos obliga a enfrentarnos a la incertidumbre”

Juanjo Fraile, empresario.

Juanjo Fraile, empresario. / Luis Malibrán

Juanjo Fraile es un empresario que ha fundado y puesto en marcha importantes iniciativas en el mundo de la comunicación estratégica, la innovación en el aprendizaje y el uso de la tecnología e internet. Fue fundador de Talentya, y acaba de publicar La Magia de la Gratitud (Alienta, 2020), basado en experiencias personales a lo largo de más de 20 años de trayectoria profesional. El libro se complementa con un espacio digital a través de la plataforma Vivlium.com.

–¿Qué le llevó a escribir un libro sobre algo que no está muy de moda como es la gratitud (La magia de la gratitud, Alienta 2020)?

–Me llevó el darme cuenta de que toda la vida que llevaba basada en el desarrollo material, que es el contexto en el que nos educan, no está centrada en lo vitalmente importante. En mi caso fue como consecuencia de una enfermedad, que me hizo conectar con otras perspectivas de la vida mucho más emocionales. A partr del ansia de no pasar únicamente por un tratamiento médico, descubrí la gratitud como un instrumento que aglutina buenas emociones, y sobre todo una gran regla: es imposible estar agradecidos y sufrir a la vez.

–¿Por qué es ahora importante hablar de gratitud ?

–Debería ser importante siempre, no ahora. La vida es una aventura que nos regalan no sabemos por qué. En los momentos más duros nos olvidamos de que estamos vivos, de que seguimos teniendo una oportunidad de disfrutar y de recuperar el espacio perdido de la gratitud, en el que eres generoso por todas las cosas que tienes a tu alrededor y que pasan desapercibidas por el desarrollo material. Parece que sólo podemos agradecer si tenemos una casa, o un mejor sueldo, pero todo eso es externo. Pocas veces nos damos cuenta de que te puedes agradecer a ti mismo de que estás vivo.

–¿La pandemia nos llevará a un enfoque de la vida menos materialista?

–La pandemia está suponiendo un hecho muy relevante y es que por primera vez, nos enfrentamos a la incertidumbre. Vivimos en una sociedad que nos educa para controlar nuestra vida apoyados en aspectos materiales. A título individual, los primeros que se dan cuenta de que eso no vale es la gente que sufre una pérdida o una enfermedad grave.Lo que ocurre con el coronavirus es que ahora la sociedad en su conjunto es la que lo está viviendo como sujeto activo. Es necesario aprender a vivir con la incertidumbre. Que me entienda bien la gente, el coronavirus por sí mismo no es malo.Lo que es malo es cómo reaccionamos a esta incertidumbre que es dolorosa.

–Pero la incertidumbre era intrínseca a la generación de nuestros abuelos, que vivieron desde guerras a enfermedades sin cura que hoy están superadas. ¿Hemos olvidado cómo se vive con ella?

–Ése es el principal escollo para entender lo que está sucediendo ahora, no sólo con el coronavirus, sino con el cambio climático o una nueva sociedad interconectada y extremadamente materialista y consumista. Todo eso ha conformado una personalidad colectiva que nos ha hecho sentirnos poderosos y que controlamos e influimos. Estamos proyectando nuestra vida sometiéndola al éxito o al fracaso de la valoración de los demás. A mi juicio, nunca se ha vivido de una forma tan avanzada, pero nunca se ha sabido gestionar tan mal la relación del individuo consigo mismo como hasta ahora.

–Mientras que las redes ensalzan al yo, la gratitud habla de la otra persona.

–Yo la planteo en términos de emoción. No se trata de dar las gracias como cortesía y por ser educados. Sino que se trata de conectar con la emoción de los mejores momentos de tu vida. Yo abogo por trabajar la gratitud como la emoción que engloba a todas las demás, dándote cuenta de que independientemente de las cosas que pasan a tu alrededor, tú te has de cuidar y tener una relación positiva frente a todo lo demás. ¿Dónde encuentra la gente la felicidad? ¿En un buen coche, una pastilla para dormir? No tiene sentido.

"Vivimos en una sociedad que nos educa para controlar nuestra vida apoyados en aspectos materiales”

–¿Cómo se aplica la gratitud a la vida profesional?

–El trabajo es un mal necesario. Pero pasamos más tiempo con nuestros compañeros que con nuestra familia. El trabajo se mide en términos de competitividad y no en la motivación o incluso la alegría.Yo propongo que hay que trabajar en lo que te guste, o trabajar en que te guste donde trabajas. Y lo enfrento con la idea de la abundancia. En esta sociedad, la abundancia se mide con la cuenta bancaria y la propiedad, pero la abundancia arranca cada mañana con que tu cuerpo esté bien, poder comer o vestirte. Son cosas que la sociedad da por hechas y no debemos darlo por hecho. Muy pocas veces oirás a empleados agradecidos de sus jefes o viceversa.Pero esa es la clave para que tu organización funcione. Si tú estás bien, es fácil desarrollar un entorno positivo.

–¿Es una cuestión de gestión de las expectativas?

–Es que las expectativas ya no están en disfrutar de la vida y divertirnos. La expectativa de un niño en la noche de Reyes es que pase algo mágico al día siguiente. Y esa ilusión que tenemos desde niños la perdemos con el paso del tiempo. Y no sólo eso, sino que se nos va imponiendo la expectativa de la sociedad controlada, que te obliga a conseguir determinadas cosas alejándote de ti mismo. El problema es que la inmensa mayoría de la gente que conozco, se da cuenta de que no está mejor cuando culmina las expectativas materiales que le marca la sociedad.

–¿La clave es saber decir no a esas expectativas?

–Por supuesto. Es más inteligente que decir que sí. Pero es necesario que establezcas una comunicación sincera contigo mismo. No hay que preguntar a los demás si nuestra respuesta va a generar lo que se espera de nosotros, sino preguntarte a ti mismo qué esperas de ti, cómo te gustaría vivir tu vida. Y procurar ser consecuente.

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