Máximo Huerta | Periodista, escritor y ex ministro de Cultura

"España es turismo y cultura"

El escritor y ex ministro de Cultura Máximo Huerta / Belén Vargas

El escritor y ex ministro de Cultura Máximo Huerta / Belén Vargas

En los últimos dos años Máximo Huerta (Utiel, 1971) ha sido ministro de Cultura, ha vuelto a la televisión, su nombre ha recuperado públicamente una letra (Màxim) y ahora tiene nueva novela, Con el amor bastaba (Planeta, 2020). "Hay que estar en movimiento siempre, porque la vida es muy corta y tenemos que evolucionar, coger todos los trenes y disfrutar de todas las vidas que podamos", explica el presentador, que durante el confinamiento ha visto cómo la remodelación de las mañanas en TVE lo ha dejado sin programa: "Les deseo toda la suerte del mundo".

–¿En qué fase está? De su vida, digo...

–En fase tranquilidad. Estoy tranquilo, que es como decir que estoy feliz.

–Presume de no quedarse en el pasado. ¿Tiene la suerte de poder olvidar?

–Hay un encanto sobre el olvido que lo hace inexplicablemente deseable. Es necesario. No soportaríamos la muerte de un padre si el dolor fuese el mismo siempre.

–¿Y el luto?

–El luto es necesario y el alivio de luto, que dicen en mi pueblo, también. Hay que ir poniendo lunarcitos y recuperar el color.

–¿Con el amor bastaba para qué?

–Para vivir, para sentir, para disfrutar de la vida, del amor a la comida, a la familia, a tu tierra, a tus aficiones... Necesitamos el amor hasta para el trabajo y disfrutarlo mejor.

–No es Elio Ícaro, protagonista de su novela, ¿pero cuántas veces lo han señalado con el dedo?

–No tengo ni idea. Supongo que la profesora del colegio...

–¿Hay que tener cuidado con volar demasiado alto?

–Hay que volar y disfrutar del vuelo. Debemos intentar ser felices, hay que buscar la alegría y quitarse mochilas de prejuicios y plomos que nos impiden volar. Mientras menos peso llevan los globos, más alto vuelan. Y nosotros, también.

–Para usted la infancia está sobrevalorada. ¿Qué me dice del paso de la infancia a la madurez?

–Son momentos convulsos, en los que nadie te enseña a crecer. Es atravesar tormentas. La adolescencia es un momento complicado en el que el cuerpo entero se revoluciona. Los adultos somos lo que queda de aquel niño que fuimos.

–¿De eso va su novela?

–Mi novela va de la necesidad de ser feliz, de la vida y de la importancia de ser nosotros mismos. Reivindico la belleza y el valor de la diferencia, porque todos somos especiales, únicos.

–¿Es más cómodo confundirse en el rebaño?

–Es de cobardes. En esta vida hay que ser valientes. Confundirse en el rebaño es de cobardes, aunque sea más cómodo. l

–¿Piensa que saldremos más fuertes de esta crisis?

–El ser humano está acostumbrado a olvidar y, cuando acabe esta situación, saldremos igual, pero seremos menos.

"No me cruzaría de acera si viera a Pedro Sánchez o al líder del PP o a cualquier otro. Tiendo al diálogo"

–Menos, seguro.

–Sí.

–Y mientras en los debates del Congreso... ¡Qué nivel!

–Tengo la misma opinión que creo que tiene todo el mundo. Es muy bronco, muy desagradable, ingrato. Cualquier ciudadano, sea del color que sea, está sorprendido ante la situación de ver a gente enfrentada cuando lo importante es la salud.

–¿Pandemia y redes conforman un cóctel perfecto para la polarización?

–De la pandemia tienen que preocuparse los médicos, los técnicos y los sanitarios. Cuanta menos atención prestemos a las redes sociales, mejor. Deben servir para disfrutar y como mero entretenimiento.

–Si se encuentra a Pedro Sánchez por la calle, ¿se cruzaría de acera?

–No, por qué.

–Por el rasero que se le aplicó cuando tuvo que abandonar el Gobierno.

–Quizás me cruzaría de acera si viera a algún periodista que habló en ese momento. Pero con el presidente, no. No me cruzaría de acera si viera al presidente o al líder del PP o a cualquier otro político. Soy una persona que tiende al diálogo.

–El otro día fue trending topic con la polémica del ministro Marlaska.

–Creí que me había muerto cuando lo vi. Y reaccioné con humor. En la vida es sanísimo utilizar el humor.

–¿Le sorprende que los que le mataron políticamente ahora lo glorifiquen?

–¿Quién me mató?

–Parte de la opinión pública no tuvo piedad.

–El tiempo es el mejor arquitecto.

–¡La política es para quererla!

–Es necesaria para que un país funcione.

–¿Si fuese Marlaska se iría?

–No quiero ser titular, por eso no voy a responder.

–¿Qué titular cree que busco?

–Con decir un no o un se convertiría en titular. Yo también soy periodista.

–¿Ha visto estos días el mismo rasero que con usted?

–Estoy ajeno a todo eso. No voy con lupa por la vida. Me preocupé de lo mío y ya está. No voy con lupa mirando a nadie. De eso se tienen que preocupar los que estén pendientes de la actualidad.

–¿Por dónde empezaría la reconstrucción de la cultura?

–Por el cariño de todos los ciudadanos hacia nuestras tradiciones y hacia nuestra cultura.

–¿Teme que nos volquemos demasiado en el turismo y los bares?

–No, no. El turismo es importante, así como los bares. Son puestos de trabajo. Faltaría más. Hay que volcarse en todo. España es maravillosa y hay que volcarse en dos asuntos importantísimos: turismo y cultura. De hecho, eso es España.

–Sólo espero que el esfuerzo por recomponer la cultura no se quede en un selfie en una librería.

–Bueno, si eso anima a comprar libros... pues bienvenido sea.

–Cuando pueda, ¿dónde va a viajar?

–Voy a ir a Almería, a ver a amigos, a disfrutar de sus playas, que me encantan.

–Pues que sea pronto.

–Que sea prontísimo, por favor.

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