Entrevistas

"Mi mayor secreto es hacer creer que yo ya no tengo secretos"

-Se decanta en su primera novela por el género empresarial.

-Las business novels son un género con mucho éxito y suelen tener un puntito de humor. Pero yo no quería hacer una Ally McBeal, no quería la típica novela frívola, sino hurgar en la condición humana, que es lo mío, a través del sexo. Siempre me ha gustado la parte más oscura del ser humano, porque creo que la máscara social que tenemos es una falacia.

-¿Qué le atrae tanto del otro lado?

-Soy una persona bastante siniestra. Me gusta ir un poco más allá del individuo y eso supone a veces encontrar cosas muy soterradas. El día que escriba una novela tipo Bridget Jones es que me ha pasado algo.

-La obra se basa en un juego de rol llevado a cabo en algunas empresas.

-Me chocó mucho porque no sabía que existía y además no creo que sea lícito. Pone al trabajador en una situación absolutamente de vulnerabilidad, que es todo lo contrario que se tendría que hacer en una empresa. Habría que ponerlo en valor.

-¿Cuánto bebe la trama de la historia real?

-Los secretos que se van desvelando son muy fuertes. Mi novela parte de este hecho real, pero todos los personajes están llevados al límite. Eso me permitía, a pesar de exagerar mucho esta multinacional, que la gente se diera cuenta de una cosa: que el concepto de privacidad ha desaparecido hoy en día.

-¿Hasta qué punto?

-Sin secretos el ser no es nadie. Como se dice en La Celestina: "Quien entrega un secreto, entrega su libertad". Y hoy en día me da la sensación, sobre todo en la televisión con los reality shows, de que antes espiábamos al vecino, es decir, el individuo espiaba al individuo, y ahora es el colectivo quien espía al colectivo. Eso me da pavor, porque parar al colectivo es más complicado.

-En la contraportada de su libro recoge la siguiente cita: "Lo siniestro es aquello que, debiendo permanecer oculto, se ha revelado".

-Me interesaba mostrar que ya confundimos lo siniestro con la realidad. Estos programas que se llaman "espectáculos de realidad", ¿en qué quedamos, en la realidad o en el espectáculo? El título es muy significativo, hemos hecho de la realidad un espectáculo, lo cual es muy siniestro. Yo no estoy a gusto en este mundo. No es pesimismo, pero me da mucha pena que se mezclen cosas.

-¿Y cómo etiqueta Diario de una ninfómana?

-Por mucho que yo haya escrito sobre mi vida privada, yo lo decidí. No es que me metiera en un sitio para que todo saliera a la luz. Yo usé mi libertad para hacer lo que me daba la gana. Además, protegí a todos los que salían en el libro, no hice de mi realidad un espectáculo.

-¿Le quedan secretos?

-Tengo uno que siempre me hace reír. Muchos dicen: "Valérie ya no tiene secretos"; y mi mayor secreto es hacer creer que yo ya no los tengo, porque después de Diario de una ninfómana y de contar todo lo que he contado, la gente piensa que ésos son mis secretos, pero no lo son. Mis secretos son muchísimo más interesantes de lo que he podido contar.

-Sus personajes no pueden decir lo mismo. ¿Se le ha quedado algún estigma en el tintero?

-Un montón. Basta coger un manual de psiquiatría para ver todas las "eróticas" que se pueden practicar. Obviamente la pederastia no es una erótica, es una barbaridad.

-Una barbaridad que usted explora en el libro.

-Me costó mucho meterme en la piel de un pederasta porque tuve que crear al personaje sin conocer a ninguno, pero habiendo leído muchas cosas en la prensa sobre estos locos, en este caso, de la virtud. El fanatismo demuestra ser lo peor que hay. La pederastia es un tema muy tabú, y en el caso de este personaje es la causa de su fanatismo religioso.

-¿Se identifica con alguno de los protagonistas?

-Sí, es inevitable. He proyectado sobre ellos todos mis temores. Intenté evitarlos y poder escribir sobre ellos porque no hay nada peor que el miedo. Es como un trabajo de actriz. Te tienes que vaciar de tu escala de valores para luego escribir cosas con las que tú no estás de acuerdo. Es muy bonito, pero tienes que hacer la distinción entre lo siniestro y la realidad para no quedarte a medio camino.

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