Entrevistas

"Si el menú está en inglés o en alemán, me levanto y me voy"

-El Museo del Prado y la playa de Sanlúcar son dos referentes fundamentales de su obra pictórica. ¿Por qué?

-Como la vida misma. Después de la fase de Velázquez, quiero empezar la fase de Goya.

-Goya estuvo en Sanlúcar...

-Tenía mucha relación con la duquesa de Alba. En el famoso retrato de la duquesa con el perrito, ella tiene su nombre escrito en la arena y lo que se ve al fondo es el Coto de Doñana.

-¿Cómo quedaría el conde-duque de Olivares en las carreras de Sanlúcar?

-El último. Pero cualquier jinete pagaría una fortuna por un retrato ecuestre como el de Velázquez. Gente que no tienen ni idea de arte saben que es de Velázquez y que se trata del conde-duque. Eso es la inmortalidad. Ni siquiera saben que cayó en desgracia.

-Ha hecho el cartel del Salón del Caballo, el de la Cabalgata de Reyes Magos y el de las fiestas primaverales de Sevilla. Sólo le falta una estación para completar el ciclo de Vivaldi.

-El verano. Y no habría mejor cartel que el de las carreras de caballos en la playa de Sanlúcar de Barrameda.

-¿Qué le atrajo de España?

-Me fascinó el cuadro de Velázquez El aguador de Sevilla. No tanto porque hubiera hombres que vendieran el agua en la calle, sino por el juego de edades que plantea: la infancia, la juventud, la vejez. Yo buscaba algo que siempre fuera lo más opuesto a Alemania. Mi primer plan fue irme a Australia, pero conocí a un chico en el momento menos oportuno. Buscaba un lugar que se conjugara con lo que yo soy, con lo que hago, con lo que siento.

-¿Lo entendieron en su casa?

-Mi familia son alemanes de manual. Soy la oveja negra que se fue a vivir a un pico de África. Me horrorizaría seguir trabajando en el negocio familiar de un camping en la Selva Negra.

-¿Qué tiene el Guadalquivir que no tenga el Rhin?

-Antes de dar con Sanlúcar, estuve varios meses viviendo en Marbella. Vi que ni la Costa de la Sol ni la Costa de la Luz tenían lo que yo buscaba, que era una ciudad pequeña o un pueblo grande donde la vida siempre siguiera el mismo ritmo. Eso lo tiene Sanlúcar. Cuando veo el menú en inglés en un bar o un restaurante, me levanto y me voy.

-Muchos alemanes no vinieron por Velázquez.

-Están en todos sitios. En Almería, en Alicante. Ha habido alguna propuesta para hacer a Mallorca provincia alemana. Los alemanes conquistan un sitio, lo ocupan y después se lo cargan. También me voy si el menú está en alemán.

-Los Reyes Magos están enterrados en Colonia...

-Hay que desenterrarlos y traerlos a España. La única tradición en Alemania es la de los niños que van por las casas, les dan galletas, piden dinero y después escriben con tiza las iniciales de Melchor, Gaspar y Baltasar.

-¿El cuarto rey también es mago?

-¿El que se quedó en el camino?

-El rey Juan Carlos.

-Hay una generación rebelde en España que no sabe muy bien lo que el Rey ha hecho por este país. Estar contra el Rey me parece una falta de educación. Si no fuera por él, no podrían meterse con el Rey. No puedes cortar con una sierra el banco en el que estás sentado, decimos en Alemania. Si no ofrecen una idea mejor, viable y beneficiosa...

-¿De Alemania vino a España?

-Probé en otros países: Holanda, Suiza, Italia, Francia. Y también estuve viviendo en Nueva York.

-¿Tiene menos glamour Nueva York que Sanlúcar?

-Lo que descubrí en Nueva York es que te marca pertenecer a la Vieja Europa. Un establo de cabras aquí tiene 200 años de historia.

-Hace diez años se inició la presidencia alemana de la Unión Europea. ¿Somos todos alemanes?

-Somos un pueblo grande con cientos de provincias. Igualarlos es poner en peligro su personalidad.

-Pues la palabra igualdad es hoy sagrada en España...

-Pero no una igualdad matemática. Una de las pocas cosas que el ser humano saber hacer desde que nace sin que nadie se lo enseñe es diferenciar.

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