El bullicio que caracteriza a los mercados de abastos se cambia cada verano por el silencio y la tranquilidad. Y es que si todos los negocios rebajan su actividad por el éxodo de cordobeses a la playa, el caso de los mercados no es distinto, sobre todo si se tiene en cuenta que sus clientes son, mayoritariamente, locales. Las ventas caen en agosto y sólo se mantienen por los fieles al comercio tradicional que permanecen en la ciudad y por algunos turistas que ven en estos espacios un lugar más para fotografiar. Pero lo cierto es que la calidad de los productos frescos sigue siendo la misma, por lo que esta época es una gran oportunidad para hacerse con productos de la tierra sin esperar colas ni pedir el turno. Los mercados municipales siguen abiertos por vacaciones, con menos actividad, pero mantienen su esencia y se preparan para la nueva temporada.