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francisco díaz valladaresEscritor

"Una novela para jóvenes debe ser un camino a recorrer, no un muro"

"Una novela para jóvenes debe ser un camino a recorrer, no un muro"

"Una novela para jóvenes debe ser un camino a recorrer, no un muro"

-¿Qué supone ganar el premio Edebé?

-Es tremendo, es una satisfacción grandísima. Primero porque es uno de los premios más importantes de la literatura infantil y juvenil y después porque yo escribo en Edebé desde hace ya un tiempo y esto me consolida en la editorial. Pero que alguien reconozca tu trabajo siempre te da una enorme satisfacción.

En colegios de Andalucía se está amonestando a algunos profesores por sugerir lecturas"

-¿Es más complicado escribir para el público juvenil que para adultos?

-Yo creo que la pregunta debe ser al revés. Un adulto puede leer perfectamente una novela juvenil. Hace poco estaba leyendo otra vez Rojo y negro de Stendhal. Esta novela la he leído ahora por segunda vez porque si con 15 años me la ponen por delante yo me hubiese quemado a lo bonzo. Es un tocho gordísimo que si uno no aprecia el valor de la narración o la forma en que Stendhal lleva al personaje de Julien Sorel a través de la novela, es imposible de leer. Es importante que los relatos que lleguen a los jóvenes les hagan ser lectores. Una novela para jóvenes debe ser un camino a recorrer, no un muro a salvar.

-¿De qué manera se puede fomentar la lectura entre los jóvenes?

-Hay que poner algo por delante que sirva de camino hacia otras novelas mucho más densas, mucho más reflexivas, que te aporten algo más. Yo empecé con el Capitán Trueno, el Guerrero del Antifaz y Julio Verne, que me hacían entretenerme y disfrutar mucho de lo que estaba leyendo.

-¿Y cuál es la fórmula para engancharlos?

-El chaval, cuando llega a su casa, debe leer un relato que casi le obligue a seguir leyendo. Por ejemplo, Tras la sombra del brujo -su novela premiada por Edebé- es un relato en el que una acción se va sucediendo a la otra. Parece que cuando vas llegando al final no van a pasar más cosas pero sí que siguen ocurriendo. Eso hace que el chaval, que tiene muchas opciones de ocio, se pregunte qué va a pasar en el libro y le apetece seguir leyendo.

-¿Cómo se trabaja actualmente en los colegios para fomentar la lectura?

-En Andalucía se está amonestando a algunos profesores por sugerir lecturas. Los niños no pueden comprar libros de lectura, sino que tienen que ir a la biblioteca. Pero imagínate si un profesor tiene que controlar 30 lecturas distintas. Ni pueden estudiar el estilo, ni la forma, ni al autor... es imposible. Tenemos aquí una idea de que la enseñanza es gratuita y en ese sentido esa enseñanza es carísima. Me he recorrido España de punta a punta y sé como está la educación porque voy a los colegios donde ponen mis lecturas y hay mucha diferencia de unos sitios a otros.

-¿Cuál sería una lectura obligatoria para menores?

-Como mínimo debe aportar distracción. Pero eso no sólo pasa con los jóvenes, ocurre también con los adultos. Una novela debe ser divertida. Hay que llevar a los niños de la mano hacia la lectura desde que tienen siete u ocho años. Hay que empezar a leerles cuentos y libros. Yo tengo dos nietos pequeños, Pablo y Lola, y son lectores voraces porque los hemos llevado a la lectura desde siempre. Cuando vas madurando comienzas a buscar otras clases de lecturas. No hay un libro concreto, hay cientos de libros. Y ahora se lee mucho, muchísimo más que antes.

-¿Le gustaría ver alguna de sus novelas adaptada al cine?

-Me gustaría por vanidad. Pero le cuento un secreto: una de las lecturas que más me ha gustado era Mortadelo y Filemón, pero se me quitaron las ganas de leer más tebeos cuando un día vi que sacaron una película de dibujos. Ya no eran las voces ni los gestos que yo tenía en mi cabeza ni lo que yo había montado alrededor de estos dos personajes, así que me lo destruyeron. Con la literatura y el cine hay que ser muy delicado.

-Pero suele haber alguna excepción...

-Reconozco que he visto películas que se acercan mucho a lo que he leído, pero también las he visto que han destrozado novelas. La literatura es algo interactivo. Lees, te imaginas una cosa, las voces, cómo se mueven los personajes... formas un mundo alrededor de lo que estás leyendo.

-Y cuando escribe, ¿ve la trama y a los personajes como si fuera una película?

-La gente se cree que el libro va de mí hacia el relato, pero es al revés. Cuando tengo una historia en la cabeza empieza a rebullir ahí, pero no hay nada en concreto. Me pongo a documentarme y a leer y lleno ese depósito del que luego van a beber los personajes. Y una vez que se pone en marcha la novela no eres dueño de aquello, ya lo ves como una película y tú lo que haces es materializar lo que los personajes te van diciendo. Yo te aseguro que lloro, me cabreo, le pego un puñetazo al ordenador y me llevo tres días sin acercarme a él porque lo que está pasando ahí no me gusta y querría cambiarlo. Pero no es mi historia, es la de ellos.

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