Entrevistas

"No hay nada que me ponga más que las mentiras"

-Dice Paco Robles que es usted un especialista en Bécquer...

-Era un gran periodista.

-¿Qué le llevó a interesarse por el flamenco?

-El flamenco forma parte de mi educación sentimental por un viaje en autobús y con muy poco dinero que hice por Andalucía a final de los años setenta.

-¿Qué hizo en ese viaje?

-En Morón entrevisté a Joselero, un cantaor sobrino de Diego de El Gastor, el mejor guitarrista de la historia del flamenco. En el Potaje de Utrera estuve con Fernanda y Bernarda de Utrera y disfruté de una madrugada en Mairena del Alcor con los cantes y el compás de Antonio Mairena.

-¿Le marcó esa vivencia?

-Ese viaje me curó de cualquier nacionalismo, incluso andaluz. Llegamos a un pueblo muy cerca de Arcos y pasamos por una plaza maravillosa llena de plátanos sombreados, todos con los troncos pintados con pintura blanca y verde como la bandera andaluza.

-Ese viaje recuerda el libro de otro catalán, Noticias de Andalucía, de Alfonso Carlos Comín...

-Un trabajo de realismo socialista, pero bien hecho.

-¿Catalán de pura cepa?

-Mi padre era de Nerva, cerca de las minas de Riotinto. Vuelvo todos los años a uno de los lugares más bellos del mundo a probar jamón en el Restaurante Casas, Aracena. Comer jamón, dice Manuel Casas que en otros sitios se come carne cruda. Todos los veranos empiezo en la sierra de Huelva y paso a Cádiz, a Zahara de los Atunes.

-Pedro Laín Entralgo, Enrique Llovet, Charly Rivel, Eugenio Suárez... ¿Qué hacían tantos españoles en Budapest?

-Son algunos de los protagonistas de mi libro.

-Alfonso Guerra también aparece por allí mucho después y va a ver el partido Videoton-Real Madrid.

-No me suena ese equipo. Me quedé en el Honved, el Vasas y el Ujpest Dosza.

-En su último libro narra las gestiones del embajador Ángel Sanz Briz para salvar a muchos judíos de Budapest...

-En el libro hay un punto de partida moral. Pero no debo dejar de reconocer que esa historia de tres mil judíos salvados gracias a Franco y a sus funcionarios leales es una anécdota. En tres semanas de abril de 1944 fueron deportados a Auschwitz medio millón de judíos, operación dirigida por Eichmann, el más salvaje de todos los que dirigieron el Holocausto.

-Ese papel de Franco no casa con el famoso contubernio judeomasónico...

-Esas palabras no las pronunció nunca Franco. Puede que se las inventara Manuel Vázquez Montalbán, y lo digo con todo el cariño.

-Agustín de Foxá también andaba por esas tierras...

-Estaba en los Balcanes. Es autor de un documento muy interesante que pone en entredicho el supuesto antisemitismo en bloque del franquismo. Foxá habla de los judíos sefardíes porque son los que guardan el pasado de España. Dice con emoción que algunos conservan la llave de su casa de Toledo y que está dispuesto a pasar por encima de cualquier alemán que intente actuar contra un judío sefardí o contra un español en Auschwitz.

-Primero la ocupan los nazis y después los soviéticos ¿Era Budapest el Kabul de entonces?

-Ya había sufrido antes una dictadura sanguinaria y fantoche, la de Béla Kun.

-Lisboa ocupa un lugar central en su trabajo...

-Javier Martínez de Bedoya es un personaje clave. Organiza un Congreso internacional judío en Lisboa. Habla con Hollywood y con el New York Times para que no agiten a la opinión pública y así salvarán a los judíos de Budapest.

-De Hollywood a la húngara Zsa Zsa Gabor...

-Pero ella nunca estuvo en Lisboa, como aparece en las falsas Memorias de José Luis de Vilallonga, que por presumir de tías era capaz de cualquier cosa. Estuvo el resto de su familia.

-Dice que lo que le motivó fue ver la película La lista de Schindler...

-Yo escribí un libro sobre Aly Herscovitz, la novia judía de Josep Pla. Por ella, que muere en Auschwitz, fui de París a Budapest. Los escritores siempre abordan los grandes temas, sea la Guerra Civil o el Holocausto. Los periodistas vemos las historias personales que hay detrás de cada hecatombe. En ese trabajo empecé a ver las falsedades que se escribieron sobre nuestros diplomáticos en Budapest y no hay nada que me ponga más en la vida que las mentiras.

-¿Se reconoce con trabajos como Doctor Pasavento, de Vila-Matas, o Soldados de Salamina, de Javier Cercas?

-El de Vila-Matas no lo leí. Con el otro no hay nada, por razones obvias. Tampoco es que sea la lepra. Lo que yo intento es buscar la verdad y explicar qué pasa mientras la buscas.

-¿El internacionalismo judío es otra vacuna contra los nacionalismos?

-Ojo, está el sionismo.

-De Arcadi a Arcadio hay un trasiego más poético que de Oleguer a Olegario.

-Me puse Arcadi por las chicas, para ligar, porque yo aprendí catalán por vía vaginal, que me parece una manera mucho más interesante que la de ahora. Mi abuelo se llamaba Román, pero le decían Arcadio y le puso Arcadio a su hijo.

-¿A quién le metieron más goles en Europa, al Barça o a Artur Mas?

-Mas perdió por más goles.

-¿Qué es lo que más le gusta de Budapest?

-Lo bien, lo majestuoso que pasa el Danubio. Mucho mejor que por Viena.

-Hizo con Jaume Boix la biografía de Samaranch. ¿Un franquista-leninista?

-Fue tan listo y tan flexible que no parecía español.

-¿Precedentes literarios?

-Mi padre trabajaba en Barcelona de portero de una finca y de peluquero. Mientras estaba en la portería escribía sus Memorias, un libro apasionante que algún día me gustaría publicar y sobre el que di una conferencia en el auditorio Daniel Vázquez Díaz de Nerva, su pueblo.

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