Rafael Soto | Jefe de Exhibiciones de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre

"Mostramos nuestro mayor tesoro: el caballo español"

"Mostramos nuestro mayor tesoro: el caballo español"

"Mostramos nuestro mayor tesoro: el caballo español" / vanesa lobo

Rafael Soto Andrade (61 años) es uno de los más expertos jinetes nacionales en doma clásica junto con su compañero Ignacio Rambla. En la actualidad es jefe de exhibiciones de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Es medallista olímpico además de acumular numerosos metales en mundiales, europeos y campeonatos de España. Forma parte de la dinastía de los Soto de Jerez, un mundo donde el caballo y el toro se dan la mano. No en vano, un mito del toreo como Rafael de Paula es su tío.

-Dicen que de casta le viene al galgo. Usted es un perfecto ejemplo...

-Mi padre, Francisco de Paula, era mayoral de carruajes. Mi abuelo también se dedicó al caballo. Por lo que tengo entendido, mi bisabuelo también. La verdad es que llevamos el caballo en los genes. Mi hijo Rafael también es jinete profesional. Y mi tío, Rafael Soto, más conocido como Rafael de Paula, es el conocido torero.

"No hay día que no recuerde a 'Invasor'. Al principio no gustó, pero fue de los mejores de la historia"

-¿Qué es lo bueno y lo malo del mundo del caballo?

-El caballo todo lo tiene bueno. No hay nada malo pues no existe animal más noble. En lo menos bueno poco podría decir. Quizás la sensibilidad extrema que tiene este bello animal. La verdad es que, siéndole sincero, me cuesta decir algo malo del caballo porque no lo hay. Además, a él se lo debo absolutamente todo. A ellos y a mi padre, que me inculcó una afición a la que me dedico en cuerpo y alma desde hace años.

-Parece fácil, pero ¿se imagina que estuviera un año sin montar a caballo? ¿Qué sucedería el día del retorno?

-Pues exactamente lo mismo que a un futbolista que se tire todo un año sin tocar pelota. Va a seguir sabiendo pegarle, regatear, pero va a tener que trabajar mucho para ponerse al nivel. Eso nos sucede también a los jinetes.

-¿Qué sacrificios conlleva una profesión como la suya?

-Es necesario que estés en muy buena forma física. Y además es adecuado estar delgado, aunque algunos jinetes con más peso siguen siendo excepcionales. Cuidarte es esencial. Tienes que estar preparado.

-Hay un caballo que marcó su vida. Se llamaba Invasor. Aquí junto al guadarnés de la Real Escuela está en un azulejo. ¿Qué piensa cuando lo ve?

-No hay un solo día que no me acuerde de él. Fue un animal único. Fue medallista olímpico. Nos hizo medallistas. Cada mañana me acuerdo de él y de lo mucho que le debo.

-Me han dicho que era un caballo especial, que no parecía que fuera a dar tanto como finalmente reportó al caballo de pura raza española...

-Es cierto. Era un caballo que no gustaba. Era grande. De potro no era distinguido. No era apreciado y le puedo decir que me llegó de rebote. Era un diamante en bruto al que había que pulir. Y llegó a ser uno de los mejores caballos españoles de la historia. No en vano, Invasor, como Evento, que montaba mi compañero Ignacio Rambla, eran únicos. Invasor por ejemplo empezó a participar en Olimpiadas a los siete años. Hizo tres a lo largo de su vida llegando a finales. (Invasor murió en 2013).

-Siempre se ha dicho que el pura raza español es un caballo por el que es digno pelear...

-Y es cierto. Los que amamos estos caballos sabemos de su potencial. Y hemos creído en ellos. Demostrar su valía ha sido uno de mis anhelos desde niño junto a otras personas como es el caso de Álvaro Domecq.

-Usted, sobrino de un mito del toreo, ¿se le pasó alguna vez por la cabeza ser, por ejemplo, picador?

-La verdad es que picador exactamente no, pero sí que hice mis pinitos como rejoneador.

-¿Y a qué conclusión llegó tras la experiencia?

-Pues llegué a la conclusión de que me faltaban tanto valor como recursos económicos para tal empresa (sonríe). La verdad es que soy muy aficionado a los toros, pero en ese ámbito me quedo.

-¿Qué momentos vive en la actualidad la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre?

-Excelentes momentos, sin duda. Los espectáculos que hacemos en el Recreo de las Cadenas se llenan. Además, realizamos numerosas giras llevando nuestro mayor patrimonio, que son los caballos andaluces de pura raza española, por casi todo el mundo. Recientemente estuvieron con nosotros aquí los jinetes de la Escuela de Portugal. Hace unos días la soprano Ainhoa Arteta y el tenor Ismael Jordi cantaron junto a los caballos, en un espectáculo realmente bonito. La Real Escuela está consolidada como un referente turístico a nivel nacional. Jerez es la Ciudad Europea del Caballo y ello ha propiciado numerosos actos.

-Me imagino que actuar en la Plaza Roja de Moscú tuvo que ser una absoluta locura...

-Pues sí. Los caballos viajaron durante diez días. Parando, descansando en lugares adecuados que hubo que buscar ex profeso. Fue complicado llegar pero la actuación provocó que la Plaza Roja se llenara para vernos. Fue impresionante. Las reacciones nos dejaron más que satisfechos, así como el marco. Fue en septiembre. Y nos hizo buen tiempo, lo que fue de agradecer.

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