Juan Manuel García Ruiz está a punto de terminar el montaje de la exposición sobre cristales en la Casa de la Ciencias de Sevilla. Es el Año Internacional de la Cristalografía, y la muestra pretende enseñar al público cuánto de importante guardan los cristales: desde la formación de los huesos o los dientes a las estructuras minerológicas más asombrosas como los yesos de 10 metros de Naica en México o la geoda gigante del Pulpí.

-Usted ve cristales por todas partes.

-Sí, claro.

-Menos en este vaso.

-Eso no es cristal, es vidrio. Es el vaso, las gafas, la ventana.

-¿Qué diferencias hay?

-El cristal es la materia ordenada, es la diferencia entre el carbón amorfo y el diamante.

-¿Y la confusión de nombres?

-La palabra cristal proviene de los griegos, y posteriormente sería utilizada por los romanos. La usaban para referirse al cristal de cuarzo, el cristal de roca. Cristal viene de crio, frío. Creían que el cuarzo era agua sobreenfriada, tan fría que no se podía volver a fundir. Hay unos cristales en España, en Segóbriga, en Cuenca, que son de yeso, y los romanos le llamaban cristal de Hispania, porque no era cuarzo. Era yeso, pero como era transparente y facetado le llamaban también cristal. Lo cortaban, lo preparaban y se exportaba a todo el Imperio, hasta que los romanos comienzan a emplear la técnica del vidrio plano y ya lo sustituyen en las ventanas. Segóbriga se hunde, pero a ese vidrio también le llaman cristal, le roban la palabra.

-¿Y lo del flamenco y la cristalografía? Una de las actividades que están preparando.

-La idea de cristal ha tenido mucha influencia en el arte y en el pensamiento. Uno de los primeros objetos que los homínidos recogen son piedras antropomorfas, con formas de pene o de pecho, y cristal. Imagina algo transparente, con caras rectas, cómo debía llamar la atención, porque las caras rectas no se dan en la naturaleza, debían pensar que era algo extraño, no de allí. Esa es la primera conexión teológica, mitológica, de los cristales, que llega, hasta lo que han sido los cristales concebidos como talismanes.

-¿Y el flamenco?

-El el siglo XIX se formula la teoría del cristal, es el orden. La filosofía alemana lo recoge como algo que significa orden, perfección, belleza, poder, inteligencia, razonamiento. Es Odisea 2001, el monolito es un cristal, es Dios o lo que sea. Y hay una historia muy bonita entre Lorca y Dalí. La Oda de Lorca a Dalí es una carta de amor, evidentemente, pero es un debate sobre la belleza y sobre los cristales. Dalí era partidario del cristal, de la pureza, de las rectas, del cubismo, del arte desapasionado. Y Lorca, de la rosa, de la curva, de la sensualidad, de la pasión. Es el verso de Poeta en Nueva York que dice: "Asesinado por el cielo, que es el skyline, entre las formas que van hacia la sierpe y las formas que van al cristal, dejaré crecer mis cabellos". Y con eso, he hecho una coreografía en la que los bailarines se mueven frente a esas dos ideas enfrentadas. Claro, lo que buscamos ahora es financiación, que es el problema de siempre.

-Vaya.

-Luis Buñuel es el primero de ellos que se va a París, es el que toma contacto con Eisestein, con Le Corbusier, es el cristal como el canon de la belleza. Y Buñuel le escribe a Dalí, y se lo explica, que su amigo Lorca no iba por ese camino que se abría paso en París.

-¿Hay un comportamiento cristalino en el origen de la vida?

-La vida es una forma de autoorganización, y es tan complicada que es imposible explicarla si la reacción química no está catalizada. Creo que hubo un aporte de los cristales como catalizador de este tipo de reacciones. No hay ninguna demostración del papel de los minerales, o del cristal, en el origen de la vida, pero hay grandes sospechas.

-¿Cabe el desorden en el Universo?

-El cristal es más común, pero menos potente que la vida. Es un estadio anterior a la vida, que es algo a lo que le quedan cuatro telediarios desde el punto de vista geológico.

-¿Cómo?

-Desde un punto de vista geológico. El Universo comienza con helio e hidrógeno, la historia del Universo es una historia del aumento de la información. A partir de estos dos elementos, hay algunos más después, se forman elementos moleculares simples, se va incrementando su tamaño, hay planetas, hay una interacción del mineral con el agua, se crea la vida, hay vida unicelular y fluye la vida pluricelular que crea organismos y eso evoluciona hasta el hombre, que es el que crea la conciencia. Cada vez, la conexión de información es mayor, y una vez creada la conciencia, creamos la posibilidad de tener máquinas que son capaces de relacionarse, y esto, por ejemplo, es internet. Esto se produce ya a una velocidad de crecimiento exponencial. Esto nos lleva a una cantidad de desarrollo que superará a nuestro cuerpo hecho de una bioquímica rudimentaria. Será algo que no dependa de un cuerpo, algo tan caduco. Un estadio más de comunicación. Es que, incluso, este cuerpo no vale porque evolucionó para correr delante de los leones y detrás de las perdices, y ya no vamos ni delante de leones ni hay perdices.

-Caduco.

-El desajuste entre nuestro cuerpo y lo que ambicionamos es tremendo; igual que el desajuste entre el desarrollo tecnológico y el social. Nuestra capacidad de hacer daño es mucho mayor que la de hacer algo en común, es una diferencia tremenda, no hemos avanzado casi nada en cómo organizarnos en los social.