Crónica Personal

El CNI después de Paz Esteban

La crisis por el espionaje que ha acabado con la jefa de los espías españoles abre una grieta entre nuestra Inteligencia y los servicios de información de otros países.

El CNI después de Paz Esteban

El CNI después de Paz Esteban / Chema Moya (Efe)

LA toma de posesión de la nueva directora del CNI, Esperanza Casteleiro, fue discreta, como todas los que se celebran en el Centro Nacional de Inteligencia. Asistió su antecesora Paz Esteban, cesada por conveniencia política, como se ha repetido hasta la saciedad. No hubo ni un mal gesto por parte de Esteban, sino todo lo contrario. Es compañera de Casteleiro desde hace 40 años, entraron casi al mismo tiempo en el CNI y fueron secretarias generales y, después, directoras. Junto a ellas estuvo la ministra de Defensa, Margarita Robles, que en la semana última defendió con todas sus fuerzas el trabajo de Esteban al punto de que dio a entender que no consentiría que fuera cesada por cumplir estrictamente con su deber. Sin embargo, no dudó en ofrecer su cabeza cuando el presidente del Gobierno se encontró acorralado por los independentistas catalanes.

Robles, considerada el mejor activo del Ejecutivo, ha visto cómo en un cuarto de hora, tiempo en el que trató inútilmente de explicar que Esteban no había sido cesada ni destituida, sino sustituida porque se necesitaba dar un impulso tecnológico al CNI, su valoración se venía abajo y, unánimemente, se la criticaba sin piedad. Le costará superar el bache. Si lo supera.

El primer dardo lo recibió del BOE, que la dejaba por mentirosa al recoger el cese de la ya ex directora del CNI. Los siguientes, sin nombre y apellido, llegaban de la llamada familia militar, que decía que Robles era la ministra más valorada porque el Ejército mantenía un nivel de preparación tan alto o mayor que el de los mejores ejércitos occidentales y sobre todo sus soldados habían realizado un trabajo humanitario excepcional en misiones en las que otros profesionales no habían logrado estar a su altura.

En 2008, Casteleiro fue nombrada secretaria general por el más polémico de los directores, Alberto Saiz, que salió mal del Centro. Es el único director que tuvo que dejar el cargo por iniciativa de los propios trabajadores del CNI, preocupados por su falta de rigor y experiencia, por las constantes indiscreciones que afectaban a su trabajo y también por gastos no suficientemente explicados.

La secretaria regresó entonces a su actividad anterior de Inteligencia, hasta que Robles se la llevó como jefa de gabinete y, en 2020, secretaria de Estado de Defensa.

Casteleiro y Cuba

Está bien considerada profesionalmente, aunque con algún capítulo fallido, como una misión que debía realizar en Cuba y que obligó al equipo a abandonar el país. El Gobierno cubano trasladó su protesta al español. Fue hace años, pero se ha recordado estos días por ser un lastre para Casteleiro.

La sensación generalizada en el CNI es que Esteban ha sido injustamente tratada por Pedro Sánchez y por Robles. Se ha dudado de su profesionalidad y eso no se perdona fácilmente en un grupo de hombres y mujeres dispuestos a jugarse la vida por España, como han demostrado largamente. Algunos la han perdido en operaciones de alto riesgo, y sólo sus compañeros del Centro los recuerdan y homenajean en silencio.El personal del CNI no habla ni cuenta, se mueve en el secreto más absoluto. Cuando alguien alardea de información importante, se trata como mucho de un colaborador circunstancial que quiere tener su minuto de gloria y, con frecuencia, tergiversa los hechos para hacer ver que su vinculación con los servicios de Inteligencia es absoluta. La gente del CNI sólo habla con autorización de sus dirigentes y por razones muy concretas.

La dirección despacha con el Jefe de Estado, el presidente de Gobierno y la ministra de Defensa o el miembro del Ejecutivo que el presidente designe como interlocutor. E informa a la comisión de secretos oficiales, como se la llama coloquialmente en el Congreso, herida de muerte porque desde el momento en que el Gobierno ha incluido a diputados muy activos en su trabajo contrario a la legalidad y la Constitución, tanto el anterior director como Esteban hace dos semanas se han guardado mucho de ofrecer información delicada sobre operaciones de relevancia.

No le faltó razón a la ex directora para hacerlo: Gabriel Rufián nada más salir de la sala informó a los periodistas de lo que había escuchado. Se ha presentado la denuncia de Cs y, de momento, la Fiscalía ha iniciado una investigación. En el caso de ser declarado culpable de revelación de secretos de Estado, podría ser condenado a cinco años de prisión.

Confianza a Sánchez

Los acontecimientos últimos son más graves de lo que los españoles de a pie pueden pensar. La eficacia de la Inteligencia depende de la profesionalidad de sus miembros, pero también de los intercambios de información entre los servicios de otros países, unos 200. Casteleiro se especializó en terrorismo y mafias internacionales, por tanto, conoce muy bien la importancia de mantener buenas relaciones con los servicios que mejor trabajan en ese terreno, como los de EEUU, el Reino Unido, Francia, Israel... y Marruecos. Para España son claves, como para cada uno de ellos lo la información que les llega del CNI, que por su experiencia con ETA dispone de un conocimiento profundo del terrorismo islámico, que hoy es el que más preocupa en el mundo.

Las relaciones entre el CNI y los servicios marroquíes son muy estrechas, óptimas incluso en los últimos tiempos, cuando la política distanció a los dos gobiernos por el Sahara, contraria a la de Marruecos, posición de la que alardeaba constantemente Pablo Iglesias y otros miembros de Podemos que se sentaban en el Ejecutivo. El caso Gali provocó casi una ruptura, de consecuencias tan graves que Sánchez decidió promover un acercamiento cambiando de posición respecto al Sahara.

Lo consiguió, pero todo lo relacionado con el CNI en las últimas semanas por el caso Pegasus -con autorización judicial, hay que recordarlo-, pero también por el control de los teléfonos de Sánchez y de varios ministros, han producido insinuaciones de miembros del Gobierno respecto a que podían haber sido los servicios marroquíes los que estaban detrás de esa operación ilegal. Y que en última instancia, también con insinuaciones, podría ser la causa de la caída de Esteban.

Aunque no es el CNI el responsable de la seguridad de los móviles de los miembros del Gobierno, y de su control periódico. Operación que han empezado estos días, con un calendario entregado a los ministros para que sepan el día que les corresponde entregar sus móviles para ser analizados. Y sustituidos por otros nuevos, supuestamente más seguros y difíciles de ser espiados.

En el CNI, recordemos de nuevo, la discreción es total. Pero sí ha trascendido alguna llamada de miembros de los servicios de información marroquí a compañeros españoles. No dicen abiertamente que se olviden de mantener el nivel de confianza con el que han trabajado hasta ahora... pero sí les trasladan su pesar por la convulsión interna, el cese de la directora y el desarrollo de la comisión parlamentaria de secretos oficiales. A buen entendedor...

Y luego está la cumbre de la OTAN. Los plenarios son importantes para tomar las decisiones que se hacen públicas, que generalmente están decididas, incluso redactadas, antes de que se inicie la cumbre. Lo importante son las reuniones que se celebran en los despachos de las diferentes delegaciones. Bilaterales en unos casos, de varios jefes de gobierno en otros, en ese tipo de encuentros se habla de lo que de verdad interesa a los miembros de la OTAN. Más aún cuando hay una guerra en Europa.

Habrá que ver a cuáles es invitado Sánchez... y cuál es el grado de confianza con el que se trata en esos encuentros al líder español. Si será informado de los asuntos verdaderamente serios.

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