Inmigración

España supera su récord histórico de inmigrantes irregulares: 41.594 desde principios de año

  • Más del 94% de los "sin papeles" desembarcan en las costas de Andalucía.

  • Interior prevé que a fin de año se superará holgadamente la cifra de 50.000

  • Rabat pide a la UE 130 millones de euros para mejorar el control de sus costas, pero Bruselas solo ofrece 30

Áli Hababa, de 20 años, jugador del equipo juvenil del Olympic de Safi, a bordo de una patera que cruza el Estrecho.

Áli Hababa, de 20 años, jugador del equipo juvenil del Olympic de Safi, a bordo de una patera que cruza el Estrecho.

Aún faltan tres meses para que concluya el año y se acaba de batir un récord histórico, el de inmigrantes irregulares llegados a España. Hasta el 30 de septiembre fueron 41.594, según informa el Ministerio del Interior, 414 más que los acogidos en todo 2006 (41.180), el peor año, el de la famosa "crisis de los cayucos" en Canarias.

Hace doce años desembarcaron solo en Canarias 31.678 subsaharianos y mauritanos, pero ahora la llegada de "sin papeles" se concentra en el Mediterráneo español. De los 36.674 inmigrantes que llegaron por mar en 2018 –otros 4.920 saltaron las vallas de Ceuta y Melilla- el 94,25% lo hicieron en las costas de Andalucía y el resto en las de Canarias, Ceuta, Melilla, Murcia, Baleares y Alicante. En pateras y, a veces, en lanchas, la inmigración por vía marítima se incrementó un 197% con relación al año pasado que a su vez duplicó las cifras de 2016.

El número de "sin papeles" acogidos en España en los nueve primeros meses de 2018 casi duplica a los recibidos por Italia (21.112, hasta el 2 de octubre), un país que el año pasado era para los migrantes subsaharianos y árabes la principal puerta de entrada en la Unión Europea (UE). El Ministerio del Interior prevé que a finales de año habrán llegado más de 50.000. Salvamento Marítimo rescató el lunes a 310 inmigrantes y, ayer martes por la mañana, a otros 217 a los que se añaden otros náufragos, menos numerosos, recogidos por la Guardia Civil, por pescadores etcétera. 

Para intentar obtener una mayor colaboración de las autoridades de Marruecos en la lucha contra la inmigración irregular el Gobierno de España multiplica los gestos. Ha renunciado protestar ante Rabat por el cierre unilateral, hace dos meses, de la aduana comercial de Melilla, una iniciativa que asfixia económicamente a la ciudad autónoma. La aduana había sido acordada por ambos países en 1866.

Ayer en Rabat Consuelo Rumí, secretaria de Estado de Migración, declaró que el Gobierno español quiere "ser la voz de Marruecos en la UE" para lograr que esta organización europea colabore "financiera y materialmente" con los que soportan una mayor presión migratoria empezando por el país que visitaba, según informa la agencia EFE.

Con el apoyo del Ejecutivo español, Rabat ha ido aumentado la cantidad que solicita a la UE para mejorar su eficacia en la lucha contra la inmigración irregular hasta alcanzar ahora los 130 millones de euros con los que adquiriría material, desde escáneres hasta algún helicóptero, según indican fuentes de la Comisión Europea. Bruselas solo ofrece 30 millones que, en la práctica, se quedarían en tan solo 25 porque el resto se dedicarían a gastos burocráticos.

Las autoridades marroquíes consideran muy insuficiente el ofrecimiento europeo comparado, por ejemplo, con las ingentes ayudas otorgadas a Turquía. El propio rey Mohamed VI expresó su malestar con la UE el 30 de julio cuando recibió en Tánger al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y al exministro Miguel Ángel Moratinos que le pidieron un mayor esfuerzo para frenar la emigración irregular.

La negligencia marroquí a la hora de impedir las salida de las pateras –no aborta ni la mitad de los intentos, según fuentes de Interior- es probablemente una manera de presionar a España, de paso, al conjunto de la UE para obtener la ayuda que ha pedido por carta a Bruselas Khalid Zerouali, el director general de Asuntos Internos del Ministerio del Interior en Rabat.

A juzgar además por los testimonios de algunos rifeños recién llegados a España, las fuerzas de seguridad marroquíes han relajado su vigilancia a lo largo de la costa del Rif para permitir la salida por mar de activistas y, en general, jóvenes descontentos y rebajar así la presión interna.

Eso explica, en parte, el fuerte incremento de marroquíes entre los "sin papeles" que desembarcan en España. En enero eran, según Interior, menos del 17% del total de los inmigrantes irregulares; en agosto alcanzaban el 22%; y, en la primera quincena de septiembre, el 37%. Interior solo contabiliza a los marroquíes apresados al poner pie en España. Conscientes de que corren el riesgo de ser devueltos a su país muchos marroquíes intentan al desembarcar en Andalucía sortear a las fuerzas de seguridad. 

Meriem Bouhid, la futbolista marroquí que se quedó ilegalmente en España en agosto tras jugar un torneo en Valencia. Meriem Bouhid, la futbolista marroquí que se quedó ilegalmente en España en agosto tras jugar un torneo en Valencia.

Meriem Bouhid, la futbolista marroquí que se quedó ilegalmente en España en agosto tras jugar un torneo en Valencia.

Marruecos vive en auténtico frenesí migratorio puesto de manifiesto por las manifestaciones de cientos de jóvenes, sobre todo los dos últimos fines de semana de septiembre, en las playas de Alhucemas, Martil, Rincón, etcétera para reivindicar a gritos el derecho a emigrar mientras algunos dan a veces "vivas" a España. Las fuerzas de seguridad han llegado a prohibir el acceso a los jóvenes a algunas localidades costeras. En el campo de fútbol de Berkane, en el noreste del país, los hinchas del equipo local desplegaron una pancarta en la que se podía leer: "Patria lo sentimos, nos han machacado y hemos preferido emigrar".

No solo son activistas y parados los que zarpan rumbo a España. La semana pasada apareció retratado a bordo de una patera Ali Hababa, de 20 años, un futbolista que jugaba en el equipo juvenil del Olympic Club de Safi. Hace un mes otra futbolista, Meriem Bouhid, de la rama femenina del mismo club, desapareció en Valencia tras jugar en L’Alcudia un torneo en el que Marruecos quedó tercero. Ella misma confirmó que había aprovechado su viaje deportivo a España para emigrar.

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