la misión más peligrosa Los militares reconocen que no es fácil convencer a los afganos de que abandonen la insurgencia

Españoles en Afganistán, "respeto pero no miedo"

  • Los legionarios que se encuentran en primera línea de fuego aprenden a habituarse al riesgo de una misión donde lo más difícil es identificar a los posibles enemigos

"Es duro y peligroso, pero asumimos el riesgo", confiesan los militares españoles destacados en Afganistán que luchan en primera línea, en el puesto de combate de Ludina, por la paz y gobernabilidad del país y contra la insurgencia y los talibanes.

Unos 130 militares, la mayoría legionarios de la séptima bandera con sede en Viator (Almería), integran este puesto de combate, denominado COP, situado en la zona más "caliente" de la provincia de Badghis, área de responsabilidad española, donde se han registrado los dos últimos ataques que causaron un muerto y un herido.

Durante una jornada compartida por primera vez con medios de comunicación, entre ellos Efe, los soldados y sus mandos revelan que ante el latente riesgo sienten "respeto pero no miedo" al estar destinados en primera línea del frente.

Desde su búnker de Ludina repelen ataques de la insurgencia -cerca de una decena en los últimos tres meses- y coinciden en afirmar que es clave ganarse "la mente y el corazón de los afganos" para lograr el éxito de la misión.

El capitán Miguel Ángel Carnerero, jefe del puesto de combate, explica que el objetivo de la compañía que manda es proporcionar seguridad en la construcción de la ruta Lithium, principal vía comercial de la provincia, y apoyar la gobernabilidad.

Añade que los militares en Ludina, que viven en unas instalaciones fortificadas y de forma aislada, además de hacer patrullas y limpiar la zona de explosivos, mantienen reuniones con la población para intentar ganarse a la población.

"No es fácil convencerles de que dejen la insurgencia", recalca el capitán, quien asegura que la insurgencia causa "miedo a la gente", mientras que "España ofrece seguridad, vivir tranquilos y que llegue el agua potable para que puedan beber sus niños".

El capitán Carnerero, que acaba de traspasar el mando al capitán José Ignacio Armada, ha confesado sobre la situación de seguridad que "no sabes reconocer a los enemigos, pero cuando te atacan sabes que son los malos".

La base española ha recibido en los últimos tres meses cerca de diez ataques con disparos desde el exterior, el último hace unos 15 días. "Por suerte nunca ha habido consecuencias" en estos hostigamientos que suelen lanzarse desde una colina a unos 1.200 metros, coincide en señalar el capitán Armada, el nuevo jefe del puesto de combate de Ludina.

El tirador de élite, el cabo mayor Francisco Javier Espinosa, apostado en una de las cinco garitas de vigilancia de la base manifiesta que su misión "no es matar a nadie, simplemente defiendo a mis compañeros".

Esta base es una fortificación aislada, en las proximidades de la localidad de Ludina, y está capacitada para sobrevivir sin ayuda un mes y medio y cuenta con unas instalaciones provisionales y rodeada de altos muros y sacos terreros, típicos en las trincheras.

Para llegar hasta allí hay una treintena de kilómetros, que un convoy tarda en recorrer unas tres horas y media por la ruta Lithium, una vía polvorienta y llena de baches.

En este sentido, un convoy de 39 vehículos y un centenar de militares se traslada habitualmente de la base de Qala i Naw a Ludina para llevar personal de relevo y víveres como comida, agua o combustible.

Esta operación se completa casi siempre por "zona no segura" y bajo la amenaza de existencia de artefactos explosivos improvisados (IED), lo que exige varias paradas, especialmente en las zonas donde anteriormente se hallaron explosivos, para que los desactivadores hicieran su trabajo. Este tipo de traslados son "operaciones muy serias", que implican la participación de aviones, helicópteros y aeronaves no tripuladas para garantizar la seguridad, según el comandante Valverde, de la sección de inteligencia del contingente español.

Hace un mes un IED explotó en esta zona, matando a un afgano e hiriendo a cuatro soldados estadounidenses.

Los 130 legionarios de Ludina forman parte del contingente español desplegado en la misión en Afganistán, que cuenta con unos 1.500 militares, de los que 1.300 están estacionados en la base de Qala i Naw y el resto en la base de Herat.

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