Crónica personal

Pilar Cernuda

Gibraltar

Picardo comprendió desde el principio que el 'Brexit' les cambiaría la vida, y no para bien

Más del 90% de los gibraltareños se pronunciaron contra el Brexit. No podía ser menos: como miembro de la UE por ir en el mismo paquete que el Reino Unido la situación de Gibraltar era de absoluto privilegio. Un paraíso fiscal, con más empresas que ciudadanos, centro de internacionales y no siempre muy legales negocios, territorio con todas las ventajas de ser colonia del Reino Unido pero sin sus inconvenientes, empezando por el clima -ninguna tontería- y siguiendo por su envidiable política tributaria. Por no hablar de la posibilidad, al alcance de todos y cada uno de los habitantes del Peñón, de vivir en cualquiera de los pueblos de la Costa del Sol -el propio Picardo cuenta con una estupenda casa en Sotogrande- sin los inconvenientes de compartir los problemas de esos hermosos pueblos que en muchos casos sufren importantes carencias económicas y alto índice de desempleo.

Picardo, cuentan quienes han tenido oportunidad de hablar con él en privado, comprendió desde el primer momento que el Brexit les cambiaba la vida, y no para bien. El primer chasco llegó cuando el nombre Gibraltar no figuraba en el escrito de inicio del proceso del Brexit que envió Theresa May a Bruselas, y ayer recibió el segundo cuando el plenario del Parlamento Europeo se pronunció sobre el Brexit y tampoco se pronunció su nombre, aunque sí el de Irlanda del Norte. Por no hablar del golpe que ha sido para los gibraltareños que la UE haya aprobado que ninguna decisión sobre Gibraltar se pueda tener en consideración sin escuchar previamente al Gobierno español, que tendría derecho a veto.

Quienes sí se manifiestan sobre el futuro de Gibraltar son algunos dirigentes políticos británicos, en ocasiones para demostrar que no tienen ni idea de la historia del Peñón, del Tratado de Utrech, del mapa que recogía ese tratado -los ingleses se apropiaron ilegalmente del istmo aprovechando la generosidad española ante un brote de peste- y de cómo un número considerable de gibraltareños pasan gran parte de su tiempo en España, más que en la propia Roca, que encuentran asfixiante porque se salen del terreno en cuanto respiran.

Varios medios de comunicación británicos han emprendido una campaña contra España que en el caso del Sun sólo se puede calificar de soez. Campaña plagada de inexactitudes, pero es indudable que hace daño y afecta además a los miles de españoles que viven en el Reino Unido y que ahora se ven demonizados por artículos infames además de injustos. Pasa cuando a alguien no le ampara la razón: sólo le queda el pataleo.

Le guste o no le guste a los gibraltareños, si se consuma el Brexit -que está por ver- tendrán que mirar hacia Madrid, La Moncloa y las Cortes Generales para negociar su futuro. En cuanto a los que arremeten contra España y lo español, ni caso. Y recordar la famosa frase "Ladran, luego cabalgamos".

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