Doble fondo

Roberto Pareja

¿Gol de Alemania?

SI hay algo peor que no querer saber, ese arte de mirar para otro lado detrás de las cortinas de la ignorancia o la desidia, es no saber lo que se quiere. Los chacoteros pueden cebarse a placer con esa sombra llamada Pedro Sánchez, que con su resistencia numantina a ceder el paso a Mariano Rajoy no se sabe bien si nos quiere hacer un favor a los españoles o a sí mismo.

Los españoles vivíamos en tribus, quizá en hordas, nuestro prójimo es en principio nuestro enemigo si no pertenece a la propia horda y respeta el mismo tótem. La reflexión es de Tierno Galván, uno de los iconos de esa Transición para algunos incompleta, para casi todos modélica, aunque este país no tiene remedio casero que valga y hay que operar. El resentimiento está muy enquistado y la intolerancia está clavada en nuestro ADN personal e institucional. Han aterrizado los apóstoles de la nueva política, esos que estaban en pañales cuando el viejo profesor invitaba a los jóvenes a colocarse y al loro, y con el bloqueo que padecemos desde hace nueve meses, resulta embarazoso recordar que alguna vez confiamos en que Pablo y Albert serían otra cosa para luego constatar que el odio que se profesan es tan africano como el de los viejos partidos.

Tenemos que investir a un presidente del Gobierno y algunos se dedican mayormente a embestir. Es nuestra naturaleza, pendenciera y brava, de pulsiones autodestructivas. Por ahí van los tiros del rechazo inmaculado de buena parte del PSOE a pactar con Podemos. Lamentablemente, para esa parte, la única manera de evitar el bochorno de un tercer cabezazo contra la pared de la minoría absoluta pasa por ahí... o por la genuflexión ante el más votado y un bote, dos botes, antipatriota el que no bote.

No se sabe bien a qué juega Sánchez con su ansia de diálogo, su postulación a medias y su resignación a cuestas. Pero si es malo no querer saber y peor no saber qué se quiere, el colmo de la desdicha es que aunque juegues como nunca, siempre gana Alemania, o Rajoy, pase lo que pase y pasa, por Soria sin ir más lejos.

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