política

Iglesias, una pensión polarizada

  • La ley reconoce al ex vicepresidente del Gobierno el cobro de una indemnización de 5.317 euros brutos mensuales durante 14 meses

  • El régimen de incompatibilidad es muy estricto

Pablo Iglesias, en un hotel de Madrid durante un acto de la reciente campaña electoral.

Pablo Iglesias, en un hotel de Madrid durante un acto de la reciente campaña electoral. / Efe

Pablo Iglesias se retira oficialmente. Pero ni siquiera el adiós de la figura política que más polémicas públicas ha protagonizado en los últimos seis años en la vida nacional despierta desinterés. El azote de las puertas giratorias también se halla bajo vigilancia en su despedida. Días después de renunciar a la Vicepresidencia del Gobierno solicitó percibir la indemnización que le legalmente le correspondía como ex alto cargo de la Administración. Las agencias que sirvieron la noticia puntualizaban, con la cita de fuentes cercanas al protagonista, que la percepción sólo sería durante un mes. El plazo indispensable hasta ocupar su escaño en la Asamblea de Madrid. Pero Iglesias no tomará posesión del acta de diputado.

La remuneración que viene percibiendo, hasta que anuncie lo contrario, son 5.317,6 euros brutos al mes. Una doceava parte del 80% de los 79.764 euros que los Presupuestos Generales del Estado de 2021 asignan a la responsabilidad que ocupaba. Otro asunto es la duración. Un máximo de 14 meses, un tiempo similar al que desempeñó la función en el Ejecutivo. Así lo interpretan fuentes del grupo parlamentario socialista consultadas por este periódico, que defienden la vigencia de la norma que se aprobó en las Cuentas del Estado de 1981. El artículo 10 expone que la indemnización se percibirá “durante un plazo igual al que se hubiera desempeñado el cargo, sin que puedan percibirse más de 24 mensualidades”.

Sin embargo, en 2015 se aprobó la ley que regula el ejercicio del alto cargo en la Administración General del Estado. El artículo 6 que acota las compensaciones tras el cese, se limita a reflejar que el estipendio se podrá reclamar por un periodo máximo de 2 años. Sin más puntualizaciones. El mismo periodo que impide a los ex miembros del Gobierno a “prestar servicios en entidades privadas que hayan resultado afectadas por decisiones en las que hayan participado”, reza el artículo 15. “Esto, no obstante se lo han saltado directamente o indirectamente algunos ex ministros del PP y alguno el PSOE”, admiten las citadas fuentes socialistas.

El código ético de Podemos impide cobrar cesantías una vez dejado el cargo

El régimen de incompatibilidad de otras actividades públicas o privadas para el perceptor de la pensión es muy estricto. Sólo se le permite cobrar extras por “colaboraciones y la asistencia ocasional y excepcional” como ponente en congresos o charlas. Las conferencias de Iglesias, únicamente, de tarde en tarde. En este apartado, el grupo parlamentario del PP opina que también abarca la participación “esporádica” en los medios de comunicación. No la presencia estelar en los platós de televisión para ejercer el “periodismo crítico”, como algunos diarios en Madrid vislumbran sobre su futuro profesional.

El fundador de Podemos, sin embargo, podría conservar su sueldo oficial actual y mejorar sus ganancias si alguna editorial le ofrece escribir un libro. Los derechos de autor quedan a salvo. De todas formas, la norma reguladora establece que con anterioridad a protagonizar cualquier actividad deberá informar a la Oficina de Conflictos de Intereses, un organismo que depende del Ministerio de Hacienda, con capacidad de castigar a los infractores. Otro asunto es el código ético de Podemos que supuestamente Iglesias firmó y que aparentemente incumple. El documento, que se puede consultar por internet, señala que los cargos públicos de la formación no percibirán “ninguna remuneración ni cesantías de ningún tipo una vez finalizada su designación”. Claro que luego añade que quienes con anterioridad ostentasen un empleo público serían repuestos en el mismo. A Iglesias la Universidad Complutense no le reconoció el derecho a conservar su plaza como profesor titular interino, al no ser funcionario de carrera.

Félix Tezanos ofreció a Pablo Iglesias un último regalo. El 39,8% de los encuestados en Madrid por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que él controla con escaso acierto, le responsabilizaban de la polarización de la campaña electoral en Madrid. Más que a Rocío Monasterio, la candidata de Vox con la que protagonizó el sonado enfrentamiento a cuenta de su negativa a condenar, sin apostillas, las cartas con balas y amenazas que le enviaron. Pero al ya ex líder de Unidas Podemos tampoco debió sorprenderle el muestreo. En su adiós a la política, admitió que había movilizado al electorado hasta una participación récord. Las urnas se llenaron de votos. 77.000 más para él. Pero en un número muy superior para rechazar su presencia. Se iba casi la encarnación del “mal”, le despidió sin contemplaciones la popular Isabel Díaz Ayuso. Pablo Iglesias en activo o con cesantía no deja a nadie indiferente.

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