"Veremos a EEUU irse de la OTAN y hacer lo posible por hundir a Europa"
Luis Garicano | Candidato de Cs a las europeas
El reputado economista liderará la lista de la formación naranja para Bruselas, donde irá ávido de derrotar con sus principios liberales a los populistas y nacionalistas de Le Pen, Salvini, Wilders...
El gurú de la política económica de Ciudadanos será el cabeza de cartel en las elecciones europeas del 26 de mayo tras ganar las primarias el viernes. Luis Garicano (Valladolid, 1962) anduvo días antes promocionando su libro, El contraaataque liberal. Entre el vértigo tecnológico y el caos populista. Defiende con brío los valores liberales en la charla mientras apoya sus argumentos en su inseparable smartphone.
–Liberal es una palabra execrada por fascistas y comunistas y, sin embargo, no tiene buena prensa. ¿Por qué?
–Y por los fundamentalistas religiosos. Vargas Llosa dice que difaman la palabra por ser su mayor enemigo. También porque en nombre del liberalismo se han cometido errores, como el llamado nuevo liberalismo, ideas que no permiten la libertad porque dejan muy poco lugar a la igualdad de oportunidades.
–Hay un auge de las denominadas democracias iliberales. ¿Se repite la historia?
–Hay un riesgo de volver al autoritarismo y a los años 30. Populismos que llegan al poder con líderes fuertes prometen soluciones fáciles y tratan de evitar que la democracia continúe, quitan autonomía a la Justicia, a la prensa... como en Hungría, Polonia, Filipinas, como probablemente ocurra en Brasil.
–¿No hay que hacer pedagogía para distinguir entre el liberalismo y el neoliberalismo?
–Es lo opuesto. La ley de la selva es lo contrario al liberalismo. Desde Adam Smith y Stuart Mill es necesario el papel del Estado para garantizar la igualdad de oportunidades, la educación, los derechos fundamentales. Y el imperio de la ley no sólo para las personas, también para las empresas, que tienen que pagar sus impuestos y competir sin abusar.
–Dijo Francisco Umbral: "El liberalismo fue muy activo en el XIX, pero luego se ha convertido en una elegante poltrona para biempensantes que todo lo comprenden, todo lo toleran y no se meten en nada".
–(Risas) Es la típica boutade de Umbral sin ningún contenido.
–Con tanto follón político, ¿no echa en falta la vida académica?
–Estar detrás dando ideas sin mojarse tiene un límite porque luego las ideas no funcionan. Yo no soy de la poltrona, como diría Umbral, lo que hace falta es ponerse a trabajar y remangarse.
–¿Cómo se emancipan jóvenes con empleos de 800 euros o menos y alquileres de 500 o más?
–La precariedad de los jóvenes es inaceptable e imposible. Proponemos un complemento salarial, una cantidad sustancial de 500 euros más al mes que facilite la incorporación al mercado de trabajo con un programa de formación.
–¿Cuándo se volatilizó la prosperidad?
–Piense en la prensa. Hubo un cambio estructural, internet, a la vez que una crisis económica. La crisis se remonta, pero el cambio estructural sigue y la demanda de prensa es más baja. Los cambios estructurales que han sufrido los periodistas los vamos a padecer en muchas profesiones.
–¿No percibe a demasiada gente irritada?
–Sí. Hay un momento en el que la clase media está cabreada, angustiada y ansiosa, y eso se debe en parte al cambio tecnológico y a la globalización; al haber incertidumbre y cambio, la gente se refugia en el nacionalismo y en la tribu.
–La política, las instituciones, la prensa e incluso la ciencia han perdido crédito. ¿Todo se ha desmoronado de repente?
–Sí, ha habido un gran cambio desde los 90; creíamos que con la caída del Muro del Berlín y de la URSS todos caminaríamos hacia las democracias liberales occidentales, pero el fundamentalismo islámico en 2001, la crisis del capitalismo en 2008, la crisis de Europa al principio de esta década... han llevado a cuestionar todos los cimientos.
–¿Es difícil combatir la tendencia del populismo a simplificarlo todo?
–Mucho, porque el problema en las redes no es lo que sabes, sino lo que crees que sabes: lo que has leído, te han dicho, has visto en Youtube. Hay que combatir el populismo y sus causas; la demanda de soluciones simplistas viene de esa ansiedad. No es sólo explicar las cosas mil veces, hay que darles soluciones: ir a las causas del populismo relacionadas con la incertidumbre económica y con la sensación de angustia ante el cambio tecnológico. Por eso hablo de los cambios en el Estado de bienestar, en las políticas económicas...
–¿Facilitaría mucho prenderles fuego a las redes sociales?
–No les prendería fuego. Les veo utilidad. El problema es que dan información que quieres ver porque el algoritmo maximiza el impacto. Si uno quiere ver cosas del Betis, las encontrará y eso es bueno. Pero si quieres leer que la Tierra es plana o las vacunas son malas, enseñarán vídeos que lo demostrarán. Tal y como funcionan los algoritmos es muy difícil de parar porque se crean grupos autorreferenciales en los que cada uno elige qué oír y es muy difícil que entre la verdad. Deben jugar un papel importante los principales dueños de las redes: Facebook y Google.
–Eso nos remite a una crisis casi irresoluble de una de las piedras angulares del pensamiento: el argumento de autoridad, básico que desde Aristóteles.
–Hay una broma sobre un avión 747 en la que un pasajero dice: "Estamos hartos de expertos, voy a pilotar yo". Queremos expertos que nos operen de la cabeza o piloten un 747, por tanto, también otros que digan que la Tierra es redonda o hablen del calentamiento global del que alertan todas las sociedades científicas, pero luego hay gente que afirma que todo es mentira, una conspiración, muestran sus vídeos, tienen sus expertos, y así es muy difícil que la verdad penetre.
–Si hay quien defiende que la historia de la izquierda es un morir de éxito, ¿consideraría que la historia de la derecha es un renacer del fracaso?
–La historia de la izquierda europea, la socialdemocracia, ha sido morir de éxito. El Estado de bienestar, una idea que la socialdemocracia impulsó tras la II Guerra Mundial con el laborista Beveridge en el Reino Unido, nadie la discute porque tiene que haber sanidad o una educación públicas. Pero una vez que la socialdemocracia alcanzó sus reivindicaciones, se ha quedado sin papel.
–Según Félix Ovejero, uno de los fundadores de Cs, la ubicación ideológica del partido al nacer aunaba socialismo democrático y liberalismo progresista. ¿La deriva de la socialdemocracia lo ha llevado a abrazar sólo valores liberales?
–No, este libro tiene un capítulo profundo con ejemplos y propuestas sobre la necesidad de que todos paguemos impuestos. Una economía dinámica, con innovación, cambio, nuevos empleos y tecnologías, requiere de un Estado de bienestar fuerte para que la gente no se asuste y no tenga ansiedad ni miedo, para que todos disfrutemos del progreso. Pero un Estado de bienestar fuerte es imposible si no tienes una economía dinámica porque de qué creas la riqueza para pagar pensiones. Las dos cosas van unidas y en Cs casi nunca se verá una idea sin la otra.
–¿Para una economía dinámica hay que menguar la Administración Pública, hay demasiados funcionarios en Andalucía...?
–En Andalucía se ha enfatizado el Estado de bienestar sin enfatizar en la economía. Aquí falta construir una economía más dinámica e innovadora.
–Con el actual escenario de cinco partidos, ¿espera erigirse Cs en el pivote indispensable para todos los pactos?
–Sería deseable que los pactos fueran desde ahora con un pivote como Cs en vez de con partidos nacionalistas que barren para casa.
–¿El Estado se lleva plegando 40 años al PNV?
–El PNV y CiU sólo negocian cuando son indispensables y un año de apoyo presupuestario les supone competencias para toda la vida. Ahora lo hemos visto con las de prisiones y ocurrió en el 96 con el Pacto del Majestic, cuando hubo muchísimas transferencias: traspaso del 30% del IRPF, competencias de tráfico de la Guardia Civil, INEM, puertos, costas, Ley del Suelo... Todo por un acuerdo puntual. Se ha creado el Estado autonómico de forma oportunista: qué le interesa al PNV o a CiU y luego van las demás autonomías.
–A ver cómo se les arrebatan ahora algunas competencias...
–No puede ser que todo sea sólo de ida, y no de ida y vuelta. Por lo menos hay que empatar. A ellos, si les va mal, echan un órdago y si les va bien, suben.
–Sus aliados comunitarios han recelado de la formación del Gobierno andaluz. Dada la escasa afinidad con Vox, ¿tiene Moreno las horas contadas?
–Nuestros aliados nos han apoyado. Guy Verhofstadt, líder de ALDE (Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa), está muy contento del pacto de Cs con el PP sin hacer concesiones a Vox.
–Pero puede estar en tenguerengue si no lo apoya Vox...
–Espero que los constitucionalistas sean favorables a que haya un cambio de ciclo después de 37 años de un partido único.
–A un cierto número de votantes de Cs le extraña su hostilidad hacia Vox que, como ustedes, se ha distinguido en la lucha contra el nacionalismo.
–Nos une la lucha contra el nacionalismo, aunque ellos son otra forma de nacionalismo, pero nos separa mucho, empezando por Europa. Ellos adoptan el lenguaje trumpiano y de Salvini, hablan de los burócratas europeos que nos chupan la sangre. Eso es puro Le Pen o Pablo Iglesias, el vocabulario nacionalista español antieuropeísta contra el que luchamos.
–¿Los votantes no están preparados para asumir que el antieuropeísmo es pernicioso?
–Es gravísimo y muy peligroso. Si tienes una colección en Europa con Salvini, Le Pen, Wilders, Orban... que nombrarán comisarios, tendrán a gente en la Comisión Europea en contra de la UE, con una Eurocámara en la que cualquiera sabe cuántos escaños lograrán... Esta coalición puede ser muy dañina los próximos cinco años; pueden hundir Europa, que es su objetivo.
–¿Por qué no hay un paralelismo en el respaldo del independentismo a Sánchez y en el de Vox a Moreno?
–Hay dos diferencias. Una es qué se negocia; en Madrid han hablado desde indultos a apoyos presupuestarios y Sánchez ha mercadeado con la libertad. Segundo, los independentistas quieren que España se rompa, fracase. Imagine que España fuera de maravilla y saliera adelante con empleo y riqueza, todo el independentismo desaparecería, su invento se hundiría. Sólo tiene futuro si España fracasa y eso es trágico. A otros partidos les interesa hacer bien las cosas, pero a éstos, no. Están en el cuanto peor, mejor.
–Alfonso Guerra prefiere el reformismo democrático a las revoluciones. Ganar un derecho, dice, como la dependencia es una pequeña gran revolución. Proponga una similar en Europa.
–Comparto mucho de sus análisis. Respecto a Europa, debería haber un seguro de depósitos a escala europea para cuando una entidad financiera tenga problemas no sea el Banco Central Europeo el que lo rescate y, también, un presupuesto para la zona euro, es decir, una política económica común.
–¿Trump, Putin y Xi quieren destrozar Europa?
–Sin duda. Lo dicen a diario. Los embajadores nombrados por Trump en la UE lo refieren continuamente, igual que su secretario de Estado, Mike Pompeo, habla de las virtudes del nacionalismo, critica el multilateralismo y a la UE, que cree que son cuerpos internacionales que deberían ser reformados o eliminados. Putin y Trump han declarado la guerra a la UE. Y durante estos años veremos a EEUU irse de la OTAN y hacer lo posible por hundir a Europa.
–Y China...
–Cometimos un grave error: pensar que a medida que su economía creciera, se convertiría en un país democrático en lo político y respetado en los derechos económicos. Y no ha sucedido. Lo tuvimos que hacer cuando eran pobres, no ahora que son el país más próspero del mundo. Tras la matanza de Tiananmen en el 89, Europa y EEUU se debieron plantar y decir que se había terminado esta relación amigable y que se buscaran la vida solos, que no teníamos nada que hablar hasta que hicieran reformas.
–Muchos eurodiputados ponderan la vidorra padre de Bruselas y Estrasburgo, cobrando mucho con cero responsabilidades. Desmiéntalo.
–Es un estilo de ser eurodiputado, sin duda. Hay gente que va a no dar un palo al agua y a retirarse, igual que en el Parlamento español o en la prensa. Los partidos han abusado de meter allí a políticos jubilados que se quieren quitar de encima. Eso es justo lo que no quiere Cs. Es muy importante que se sepa que Europa no es un cachondeo.
–¿El Brexit acabará con el proyecto europeo?
–Ahora ya ningún partido pide explícitamente la salida de su país porque se han asustado, el Brexit los ha vacunado. Fue la primera gran victoria del populismo. Con todo en contra, ganó el Brexit apelando a las emociones. Hoy estamos viendo lo negativo que es.
–¿España está preparada para la próxima crisis? Ya Italia da síntomas.
–Italia ha dado crecimiento negativo y realmente es el gran riesgo para Europa, confirmando que cuando uno se pone fanfarrón y chulesco como Salvini no se consigue nada, más que incrementar la incertidumbre y meter a Italia en una crisis. España no está preparada para la crisis porque tenemos un exceso de deuda que nos va a dificultar responder. No podemos hacerlo con políticas monetarias al tener una moneda común ni tampoco con políticas fiscales por ser excesiva nuestra deuda.
–¿Los Presupuestos Generales de Sánchez son el cuento de la lechera, promesas imposibles?
–Sin duda. No son creíbles, no suman; es evidente que no puedes contar 13 meses de ingresos de IVA y 12 de gastos, así cuadro yo cualquier cuenta. Segundo: no invierten en el futuro de España, el gasto adicional que tienen son sólo de subsidios.
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