misión en afganistán Los integristas aseguran que tienen presencia hasta en la última aldea

El avispero talibán de Badghis

  • La provincia afgana donde el domingo murieron dos militares españoles en un atentado no es un bastión insurgente, pero el riesgo de atentados es muy alto

La provincia afgana de Badghis, donde murieron el domingo dos soldados españoles, es una zona inestable y con presencia de insurgentes pese a su lejanía de los bastiones talibanes.

Al menos 32 talibanes y tres soldados afganos han perdido la vida en los últimos 20 días en operaciones de las fuerzas internacionales y del Ejército afgano en esta provincia del noroeste, explicó el lunes el vicegobernador de Badghis, Abdul Ghani Saber.

La ofensiva, que se desarrolló en la zona de Jairja del distrito sureño de Qadis, llega tras semanas en las que han trascendido varias noticias de escaramuzas entre las fuerzas de seguridad y los insurgentes.

El pasado domingo, dos militares españoles fallecieron y otros tres resultaron heridos al estallar un artefacto explosivo al paso del vehículo blindado en que viajaban en el distrito de Qala-i-Naw, donde tienen su base parte de las tropas.

El pasado día 18, otra bomba caminera causó heridas a cuatro militares españoles y a un intérprete civil en las cercanías de la localidad de Ludina, también en Badghis.

"Teníamos muchos problemas en Badghis, muchos de los distritos estaban gobernados por los talibanes por lo que las tropas aliadas condujeron diferentes operaciones militares", sostuvo Saber.

Según la fuente, las ofensivas han servido para despejar algunas zonas, como la parte norte del distrito de Qadis, donde se recuperó el control de entre 50 y 60 aldeas, mientras que en otras áreas los insurgentes siguen plantando cara a las tropas. "Los talibanes -añade- están todavía activos en algunas áreas de Bala Murghab. No son suficientemente fuertes para enfrentarse cuerpo a cuerpo pero sí para la colocación de bombas camineras y con los atentados suicidas".

Los insurgentes tienen sus principales bastiones en Afganistán en el cinturón suroriental del país, en la frontera con Pakistán, donde predomina la etnia pastún y propia de los talibanes.

No obstante, en los últimos años se ha registrado un progresivo deterioro de la seguridad en varias zonas del norte y del oeste, pese a ser lugares tradicionalmente menos convulsos.

El portavoz talibán Yusuf Ahmadi aseguró que el movimiento integrista tiene presencia "en todos los distritos y aldeas" de Badghis, aunque matizó que su músculo se halla especialmente en las demarcaciones de Bala Murghab, Mangal y Ghorma.

"Muchos de nuestros vecinos son amenazados por los talibanes, sobre todo durante la noche, acusados de tener vínculos con las fuerzas de seguridad", relató Mohibulá Rasul, un ciudadano de Bala Murghab.

Rasul mantuvo que la población de Badghis quiere "apoyo militar del Gobierno para poder vivir en paz" y se mostró preocupado por el inminente inicio de la retirada de las tropas de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN.

"Estamos preocupados por que las fuerzas afganas asuman la responsabilidad de la seguridad, pues los talibanes están todavía activos", subrayó.

La región, con unos 500.000 habitantes y una extensión de 20.500 kilómetros cuadrados -similar a la de la provincia española de Cáceres-, cuenta con unas pobres infraestructuras y una deficiente red de comunicaciones.

Actualmente hay desplegados en Afganistán unos 1.500 soldados españoles, aunque España, al igual que otros países miembros de la OTAN, tiene previsto iniciar su retirada en el primer semestre de 2012 y terminarla en el año 2014. Además de en Badghis, España tiene efectivos en la provincia occidental de Herat y en Kabul.

El general Luis Alejandre, antiguo jefe del Estado Mayor del Ejército (Jeme), afirmó el lunes que el anuncio de la retirada de tropas de Afganistán "envalentona a los talibanes". "Ellos suelen decir que nosotros tenemos los relojes pero ellos tienen los tiempos" añadió.

"El repliegue debe hacerse, pero no bajo presión por opiniones públicas o bajo presiones de momentos electorales, porque esto les envalentona", insistió en una entrevista en la Cope. En este sentido, manifestó que los militares no tienen problemas puesto que obedecen a lo que su Gobierno les manda y lo hacen de la mejor forma posible.

"Ellos tienen más que asumido el riesgo que pueden correr, han jurado ante la bandera el derramar su sangre. Saben que lo hacen por nuestra libertad", concluyó.

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