España

El dichoso levante

Tránsfuga. Como diría Juan José Millás, ¿qué demonios significa esa palabreja? Según la primera de las tres acepciones que ofrece la Real Academia de la Lengua, persona que se pasa de una ideología o colectividad a otra. La verdad que suena a eufemismo palaciego. Esto del transfuguismo lo definieron mucho mejor los 13 partidos políticos que en 1998 tomaron el rábano por las hojas para elaborar un código de conducta con el que plantar cara a esa "patología del sistema" que arruina la voluntad democrática de los electores a mayor gloria de oscuras operaciones -urbanísticas mayormente, ya saben: verdes y moradas praderas de papel moneda rebosantes de maletines- y del deterioro de la imagen de la clase política, a la que el dichoso viento que llega de Levante sigue azotando implacable a diestro y siniestro.

Ya han pasado más de diez años desde que los principales partidos se juramentaron para "impedir la utilización de tránsfugas para constituir, mantener o cambiar las mayorías de gobierno de las instituciones públicas", pero este chico ni espabila ni madura. Hasta el año pasado se habían registrado 164 casos de transfuguismo en España, 16 en 2008, de los que siete beneficiaron al PP, cinco al PSOE, tres a CiU y el restante a un partido local.

Todos los grupos se comprometieron a "no utilizar votos de tránsfugas para constituir, mantener o cambiar gobiernos". Ya. Pues aquí hasta puede llover sobre mojado, como da buena fe el último pastel que ha salido del horno: Benidorm, donde el PSOE está clavado en la oposición desde 1991, cuando una tal Maruja Sánchez se rió de los 7.433 electores que habían elegido PSPV-PSOE y catapultó a un tal Eduardo Zaplana a la Alcaldía del remedo playero de Nueva York.

Desde entonces, los socialistas han recortado terreno al PP en las sucesivas convocatorias municipales. Pero la hormiguita se ha mutado en elefante y entrará como salió (moción de censura impostada mediante) en la cacharerría del poder, con las típicas alegaciones que glosan beneficios para la ciudadanía. "Esta moción no va contra nadie", decía ayer el tránsfuga popular, nuevo socio (municipal) de Maite Iraola, orgullosa madre de Leire Pajín, que ahora debe soportar otro levante que ni en Tarifa...

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