Doble fondo

¿Renovarse para morir?

RENOVARSE o morir. El viejo adagio es harto cuestionable y se le puede voltear: renovarse para morir.

Ya se sabe lo que pasó con UPyD cuando Rosa Díez echó la persiana. Se apagó la luz. La ex consejera socialista se lo sacó de la chistera en 2007 y en 2011 tocó techo al formar con su flamante grupo parlamentario en el Congreso. Luego llegó un paulatino declive electoral que pasó por el rechazo a la oferta de Albert Rivera de aunar fuerzas con Ciudadanos y culminó con el desastre de las elecciones municipales y autonómicas de 2015. ¿Le suenan Cristiano Brown y Javier Bezares? Pues son los actuales líderes de la extinta formación magenta. Renovarse para morir.

¿Se imagina a Pablo Iglesias dejando los bártulos como acaba de hacer su hombre de confianza en Cataluña, Xavier Domènchech? Sí, el del piquito en el hemiciclo del Congreso en la investidura fallida de Pedro Sánchez en marzo de 2016 a un metro de  Luis de Guindos con su gesto perturbado. Los sondeos lo han dejado claro este verano, con el líder morado desparecido en el combate por sus dos mellizos y con su partido en caída libre. Sin ti, Pablo, Podemos no es nada. Y tú, y todos, lo sabemos. Renovarse para morir.

Más allá de los personalismos que adornan a los partidos de nuevo cuño -¿qué sería de Ciudadanos sin Albert Rivera por cierto?- los dos pesos pesados por antonomasia, PP y PSOE, sí tienen y tendrán banquillo. Cosas de una inveterada implantación. 

La (pretendidamente) taumatúrgica renovación en curso del PP tras la victoria de Pablo Casado en las primarias se está traduciendo en una progresiva derechización del partido, que puede acabar haciendo de Mariano Rajoy otro peligroso izquierdista, uno de ésos con los que no quiere ser confundida la ministra Montero, tal como se excusó ante Podemos e IU para arrumbar en el cajón ese impuesto a la banca con el que fantaseaban los socialistas hasta que volvieron a pisar las moquetas de la Moncloa.

Al tiempo, la gran derrotada en las primarias del PP fue la ex vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, que ayer le dio plantón a su jefe en la reunión convocada en el Congreso con los diputados populares.

Aunar a perdedores y ganadores tras una traumática batalla suena a las peras del olmo. La maliciosa y pequeña gran pregunta es si el PP también se ha renovado para morir. ¿Por qué no?, que diría Rivera.

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