Elecciones

El abrazo que asfixia a Sánchez

  • El primer vídeo de Unidos Podemos presenta al PSOE haciendo presidente a Iglesias. Dirigentes socialistas creen que su candidato debe aclarar que no le dará el Gobierno. El PP confía en un trasvase de votos desde los socialistas por el temor morado

LA voz profunda provoca cierta confusión, José Sacristán concedió algunas entrevistas hace unas semanas en las que, entre otros asuntos, criticaba a Podemos, por eso parece que no es él quien está detrás. Pero sí, es Sacristán, que alguna vez se ha definido como moralmente comunista, quien da voz al primer vídeo de la formación de Pablo Iglesias en esta campaña electoral. El bipartidismo se ha acabado, relata la voz, Unidos Podemos formará Gobierno y ni "los lagos hierven ni el fútbol dejará de ser el deporte nacional ni los perros dejarán de ser el mejor amigo del hombre". Alguien mira a la televisión -hay mucha abuela y mucho jubilado, los electores que aún no están con Podemos- y aparece Pedro Sánchez en la supuesta noche electoral del 26 de junio con la siguiente frase abajo: "Las urnas nos exigen entendernos con Unidos Podemos para formar un Gobierno de progreso".

El sondeo del CIS ha dejado al PSOE en la peor ubicación posible, hecho un sandwich entre Rajoy y Pablo Iglesias y ante un doble riesgo: en la medida en que su electorado vea posible un acuerdo para hacer presidente al líder de Podemos, comenzará a perder votos hacia su derecha o hacia la abstención, todo el centro izquierda se le puede ir. Pero también corre el riesgo de perder el voto útil de la izquierda, y es que ser tercero no sólo es ir después del segundo, es mucho peor.

Pablo Iglesias maneja, de momento, esta campaña electoral. Ya no se habla de los llenos de la plaza de toros de Las Ventas o de Mestalla o del Velódromo de Dos Hermanas, ahora es el programa de Susanna Griso, el de Motos, el de Jordi Évole o el de María Teresa Campos, son los que aportan esos millones de potenciales electores que antes eran llevados a los mítines. Rajoy va a ir todos los espacios a los que no quiso ir antes, incluido El Hormiguero. Es una campaña catódica, y Pablo Iglesias no sólo domina la escena, sino la composición de las audiencias. Ayer no tuvo ningún acto público, pero poco después de las 9 de la mañana estaba en Antena 3. "Veo factible" el acuerdo con el PSOE para un Gobierno de coalición, el de presidente, por supuesto, y Pedro Sánchez de vicepresidente. "Nos tenemos que entender con ellos", sigue. "El PSOE y Pedro Sánchez estarán a la altura y no permitirá que siga gobernando el PP", remata. Es el abrazo, coloca a los socialistas ante una duda mortal. o Rajoy o Iglesias. O ganar, claro, pero los sondeos no van por ahí.

Dirigentes socialistas sostienen que Pedro Sánchez debe romper este círculo vicioso tal como el gran Alejandro rompió el nudo gordiano, a machetazos, quieren que el candidato se comprometa a no hacer presidente a Pablo Iglesias. Claro, que entonces, le caería la siguiente pregunta: entonces a Rajoy, ¿no? El CIS ha atrapado a los socialistas.

Susana Díaz, que se ha echado a la carretera y a los pueblos a repetir victoria del PSOE en Andalucía, es la única que ha hablado claro hasta ahora, no quiere a Podemos, pero el silencio de los demás es llamativo. ¿Podrá la presidenta andaluza impedir que Sánchez, aun quedando tercero, no esté tentado de apoyar a Podemos? La duda corroe al electorado templado de los socialistas. El director de la campaña, Antonio Hernando, que es una de las pocas cabezas socialistas que sale indemne de estos cinco meses, comenta en el mismo programa de Susana Griso: "No podemos salir de Rajoy para meternos en Iglesias".

En el PSOE hay dos opiniones sobre el sondeo del CIS, que le dejaba en tercera posición con diez escaños menos que ahora. Quienes están en primera fila y en campaña discuten la cocina, el reparto de algunos escaños y llaman la atención sobre el 30% que aún no ha decidido su voto. Uno de ellos es uno de los afectados, Patxi López, a quien el CIS le quita la única acta que el PSOE consiguió en Vizcaya. Pero aquellos que están más atrás, se confiesan: "Esto pinta muy mal". La campaña tiende hacia una polarización, Mariano Rajoy confía en mejorar el resultado de los 123 escaños del pasado diciembre, y es de esperar que el PP atornille al PSOE y a Ciudadanos con un mensaje para frenar a Podemos. De hecho, de ese 30% que duda su voto, una mayoría está pensando entre Ciudadanos y el PP, y entre el PSOE y el PP, del tal modo que la dirección popular de esta campaña cree que se puede producir una transferencia de voto desde estos dos partido situados a la izquierda.

Si el CIS ha colocado el primer hito de la campaña, y la ha condicionado de modo brutal, el debate a cuatro en las televisiones se configura como otro puerto intermedio. El lunes, Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera se ven las caras, por primera vez juntos, en un plató decisivo.

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