Elecciones

Anomalías españolas

  • La aversión española a la coalición no es normal: hay 19 en la UE

  • Hay público para una opción centrista, pero Cs no la ofreció

  • El auge de Vox hará más difícil la estancia del PP en San Telmo

Albert Rivera, con dos pasquines de la publicidad que le dio a conocer.

Albert Rivera, con dos pasquines de la publicidad que le dio a conocer.

ALBERT Rivera dimitió este lunes, tras el hundimiento de su partido en las elecciones del domingo. El gesto que le honra, aunque como jefe de Ciudadanos ha cometido muchos errores. En España hay bastante gente que quiere una opción política liberal y de centro. Pero esa demanda no ha tenido una oferta que la satisfaga en los últimos tiempos. Asistimos al posible naufragio del enésimo barco centrista tras la desaparición de la UCD. Al CDS, al Partido Reformista y a UPyD se los tragó la vorágine. Y ahora un partido personalista como Ciudadanos corre riesgo de desaparición.

En el momento de su dimisión Rivera se va tan desnudo como llegó en 2006. Entonces se exhibió para un póster electoral y ahora deja Ciudadanos desprovisto de ideología. Primero renunció a toda veleidad socialdemócrata, después traicionó al espíritu centrista con el que se fundó Cs al convertirla en una fuerza intransigente, a la que quería situar en el eje de la derecha, y finalmente se quedó abrazado casi como único argumento al ultranacionalismo español contra el separatismo catalán. Un campo en el que Vox le superaba. Se ha quedado desnudo de argumentos y de apoyos.

Además de esta dimisión, las decimoquintas elecciones generales han dejado el escenario político más complicado de la moderna democracia española. La debilidad de los gobiernos minoritarios de PP y PSOE en los últimos cuatro años ha propiciado un aluvión de partidos soberanistas, nacionalistas, regionalistas y localistas en el Congreso; once en total. La debilidad del poder central está forjada por la tradicional aversión nacional a las coaliciones, una anomalía española: en la UE hay 19 países gobernados en coalición. A eso se añade la revuelta catalana, que ha acabado por alterar el sistema institucional. Y mientras se arruina el proyecto liberal, aquí no ha cuajado un partido verde, las dos fuerzas en auge en Europa.

La subida de Vox le debe mucho al mensaje del ultranacionalismo supremacista catalán. El aprecio que le tiene Salvini a ambos movimientos los pone en plano de igualdad; se retroalimentan. Un partido que llevaba una existencia discretísima como Vox ha despegado, entre otras cosas, gracias a la herida sentimental producida en el resto de España por el discurso separatista que llegaba desde Barcelona. Ahora el país es menos gobernable que en abril por una errónea repetición de elecciones, provocada artificialmente por los socialistas en su beneficio. La estratagema de Iván Redondo se ha vuelto contra Sánchez, que sale de la segunda cita de esta serie más debilitado que en primavera.

La política tiene su lado ideológico, ético y estratégico, no todo es marketing. Y, sobre todo, los sociólogos de cabecera que han tenido otros presidentes de Gobierno no se han convertido como Redondo en secretarios generales de La Moncloa, con galones en la sala de mandos del poder. Los Arriola y compañía eran asesores externos. Pero el PSOE no ha sido el único culpable de la repetición electoral; quizá ni siquiera el primero. Los votantes han castigado sobre todo a Ciudadanos, por su empecinamiento en vetar a los socialistas mientras apuntalaban gobiernos regionales y municipales del PP y pactaban con la extrema derecha. Albert Rivera ha despreciado la mayoría de 180 diputados que componía con el PSOE en abril, que evitaba a los nacionalistas.

Pero los electores también han castigado a Sánchez, por su empeño en que derecha o izquierda le dejaran gobernar en solitario, y a Pablo Iglesias por la fracasada coalición progresista. Además de Rivera, otras dos personas debieron dimitir este lunes: Redondo y José Félix Tezanos, el sociólogo que dirige el CIS y le dio 40 diputados de más a PSOE y Podemos y 50 de menos a PP y Vox. Con todo el desahogo del mundo dijo que él no es adivino y que el CIS no está para acertar los resultados. Podría añadir que está para ayudar a su señor a intoxicar a la opinión pública.

Rivera se va como llegó: desnudo. En un póster en 2006 y vaciando de ideología a Cs ahora

La debilidad de los últimos gobiernos españoles es un daño autoinfligido. España es el único país de Europa gobernado por partidos minoritarios sin una mayoría parlamentaria que los respalde. Esa es otra grave anomalía española, que no se da en ningún socio comunitario. Los únicos tres países gobernados en solitario por un partido que no tenga mayoría, Reino Unido, Portugal y Dinamarca, tienen un respaldo amplio en sus parlamentos.

Se arruina el proyecto liberal y aquí no han cuajado los verdes, las fuerzas en auge en la UE

El hundimiento de Ciudadanos debilita a gobiernos como el andaluz en los que el partido de Rivera se queda como convidado de piedra en trance de liquidación. Juanma Moreno y los suyos tienen a partir de ahora como potencial socio principal a Vox, una formación antiautonomista, xenófoba, antifeminista. En vez de sacar pecho tras haber sido superados por los ultranacionalistas en Sevilla, Cádiz, Huelva y Almería, deberían preocuparse.

Las secuelas del 10N son enormes y ninguna buena. A Bendono le encanta hacer símiles bélicos sobre la toma del palacio de San Telmo a los socialistas. Pronto encontrará que Ortega Smith puede ser la horma de su zapato.

Ciudadanos se queda en la Junta como convidado de piedra, en trance de liquidación

La moción de censura alteró fatalmente a los dos protagonistas del intento de gobierno de coalición de 2016: descentró a Rivera y endiosó a Sánchez. En las catorce elecciones anteriores (con sólo cuatro mayorías absolutas) nadie gobernó con 120 escaños. Sánchez ahora tendrá que bajar del pedestal y hacerse responsable de una situación que ha contribuido a crear. Nadie le va a regalar nada. Sería otra anomalía española.

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