Las claves

Pilar Cernuda

La estrategia de Moncloa: cada día un titular sobre el anterior

El todopoderoso jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, lleva esa estrategia con el periodista Miguel Angel Oliver, de reconocida trayectoria en el grupo Prisa

Pedro Sánchez guardando este mediodía un minuto de silencio por las víctimas de coronavirus en la Moncloa junto a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo (i), la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya (3d), y numerosos trabajadores de la sede del Ejecutivo.

Pedro Sánchez guardando este mediodía un minuto de silencio por las víctimas de coronavirus en la Moncloa junto a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo (i), la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya (3d), y numerosos trabajadores de la sede del Ejecutivo. / José María Cuadrado Jimenez (EFE)

La bronca por el acuerdo al que llegó el Gobierno con Bildu no se prolongó más de 48 horas, aunque se recuerda de vez en cuando con muchos menos grados de virulencia.

Pasó a segundo plano por el cese del jefe de la Guardia Civil en Madrid, que a su vez dejó paso al nombramiento de un general con fuertes connotaciones políticas, de lo que no se habló excesivamente gracias al decreto de equiparación de salarios de los cuerpos de seguridad del Estado, polémica que pasó rápidamente de la primera línea gracias a la intervención insidiosa y bronca de Pablo Iglesias en la comisión parlamentaria de reconstrucción ….

El Gobierno se encuentra en una situación de absoluta precariedad, con su desprestigio al máximo nivel, la UE admitiendo abiertamente su desconfianza hacia el futuro económico que diseña Pedro Sánchez, y grandes multinacionales a punto de abandonar sus centros españoles –Nissan, Alcoa, Acerlor– también porque no acaban de ver la bondad de ese futuro.Ante una situación que pone en peligro el objetivo de Sánchez de completar la legislatura y sobre todo para acallar la crítica unánime que provocan algunas de sus decisiones, se ha puesto en marcha la maquinaria monclovita, con una estrategia que es bien conocida por los profesionales de la cosa: encontrar un buen titular que oculte al anterior. Un escándalo para tapar otro escándalo.El todopoderoso jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, lleva esa estrategia con el periodista Miguel Angel Oliver, de reconocida trayectoria en el grupo Prisa, y que es Secretario de Estado de Comunicación del gobierno. Una cara que se ha hecho muy conocida como moderador de las ruedas de prensa telemáticas que convocaba el presidente casi a diario cuando se inició la pandemia del corona virus. Ruedas de prensa diarias que, por supuesto, fueron sugeridas y preparadas por Redondo y Oliver.

Abatir a Ayuso

Para crear un clima de confianza hacia el Gobierno han contado siempre con la ayuda inestimable de José Félix Tezanos, que desde el CIS ha manejado los sondeos transmitiendo la seguridad de que el gobierno cuenta con el respaldo mayoritario de los ciudadanos, que responden a las preguntas perfectamente inducidas como conviene al gobierno que respondan.Al mismo tiempo que se desarrollaba la estrategia de potenciar al gobierno, se ponía en marcha una campaña de desprestigio del PP, con una figura contra la que han disparado con todas las armas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La han presentado como una dirigente que no tiene idea de gestión y que además trampea con las cifras, tratando de ridiculizarla de una forma tan burda que ha rozado incluso el machismo. También han intentado desde Moncloa infravalorar el trabajo de Juanma Moreno, pero ahí han encontrado más dificultades para conseguir debilitarlo, porque el presidente andaluz ha tomado decisiones que han sido bien acogidas y mantiene una sólida relación de lealtad con su vicepresidente de Ciudadanos, Juan Marín, al contrario de lo que ocurre en Madrid con Ayuso y Aguado.

El PP todavía no ha encontrado la manera de plantar cara de forma eficaz a la andanada perfectamente diseñada y estudiada que ha preparado Moncloa para debilitar al partido. Su presidente tomó una buena decisión hace unas semanas designando una especie de gobierno en la sombra con destacados miembros del PP, la mayoría de ellos ex ministros, cuya sola mención provocaría imagen de rigor hacia un partido que, bajo el mandato de Casado, intentó lanzar al ruedo político nuevos nombres que no han acabado de cuajar. Sin embargo, precisamente cuando más importaba que aparecieran los componentes de ese Gobierno en la sombra aportando su criterio en asuntos que inquietan tanto como son la economía y el empleo, apenas se ha utilizado a Elvira Rodríguez, Fátima Báñez, Pizarro o Tejerina. Solo Rodríguez ha tenido alguna presencia, pero no destacada. Se queja el partido de que hay medios que apenas recogen sus iniciativas, pero cualquier experto en comunicación, y el PP debería tenerlos, sabe cómo conseguir que los medios se ocupen de recoger declaraciones de sus dirigentes. Para su desgracia sabe hacerlo muy bien Iván Redondo y sabe hacerlo muy bien Pablo Iglesias.

Y sabe hacerlo Cayetana Álvarez de Toledo, ante la desesperación de sus detractores en el PP, que son muchos, precisamente porque sabe cómo provocar polémica, gran polémica, y a menudo incómoda polémica, cada vez que toma la palabra en el Congreso. Esta semana, cuando acusó al padre de Pablo Iglesias de ser un terrorista porque había pertenecido al FRAP. Alvarez de Toledo no solo protagonizó un titular poco conveniente sino que provocó también que la intervención de Pablo Casado, centrada en el acuerdo del gobierno con Bildu, ni se mencionara.

Gemelo de Vox

Error que contrasta con la inteligencia con que se maniobra en Moncloa para potenciar lo que interesa y ocultar lo que no conviene. Por ejemplo, el acuerdo con Bildu para derogar al completo la reforma laboral, que ha provocado indignación generalizada en miembros destacados del Psoe, con García Page y Javier Lambán en cabeza pues hicieron pública su disconformidad desde las presidencias de los gobiernos de Castilla-La Mancha y Aragón. Reacción: anuncio inmediato de que no sería derogación sino reforma –a pesar del documento firmado- y, a continuación, destacar que el gobierno seguía su línea habitual de dar prioridad al PNV para alcanzar acuerdos de legislatura.

Desde Sabin Etxea confiesan que el acuerdo con Bildu les parece una traición, pero alguien muy próximo a Ortúzar señala que “Ahora andan difundiendo entre varios comentaristas que preparan un Gobierno PSE, Podemos y Bildu. Se creen que nos vamos a tragar esa historia. Lo primero, no les salen las cuentas. Segundo, te apuesto lo que quieras que en Euskadi va a mantenerse un acuerdo de gobierno entre el PNV y PSE. Lo que quiere Iván Redondo, Idoia o quien sea, es que nos entre miedo por un posible acuerdo con Bildu y, a la hora de pactar con el PSE, porque acabaremos pactando con él, les ofrezcamos de todo con tal de que no pacten con Bildu. Que les demos hasta media docena de consejerías si hace falta.”.Al menos los nacionalistas vascos no van a ser víctimas de la estrategia monclovita. Pero lo está siendo el PP, al que el Gobierno presenta como identificado cada vez más con Vox. Ese negociado lo lleva directamente Pablo Iglesias, insistente en hacer paralelismo entre PP y Vox, y al que se le ve inquieto porque sus tensiones con Nadia Calviño son crecientes, sabe perfectamente que desde la UE se traslada a Moncloa la desconfianza que genera la presencia de Podemos en el gobierno español, y sabe que sin la ayuda de la UE el futuro económico español es inviable. Teme que Sánchez, por una cuestión de supervivencia, promueva un gran pacto de gobierno con PP y Ciudadanos.

Lo que le tranquiliza es que ese pacto con el PP pasaría porque la presidencia no estuviera en manos de Sánchez, aunque sí de una persona del Psoe o afín al PSOE, y eso no lo aceptaría Sánchez.. Pero en cualquier caso, por si hubiera socialistas tentados por esa fórmula, Redondo e Iglesias van contra el PP a degüello con la estrategia que les parece más eficaz: convertirlo en partido gemelo de Vox.

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