España

Un heredero del siglo XXI

  • Una licenciatura en Derecho y un máster jalonan una formación sólida

Una multitud esperaba a la reina Victoria Eugenia cuando llegó a Madrid. El nacimiento de su bisnieto Felipe, hijo de su muy querido nieto Juan Carlos, la hizo regresar a España después de 37 años de exilio. El tercer hijo de los entonces Príncipes don Juan Carlos y doña Sofía nació en la clínica madrileña de Loreto y el entusiasmo de su padre al dar la noticia a los periodistas, con los que brindó con cava, fue indescriptible.

Transcurridos los años, los Reyes deciden enviarle a un colegio seglar, lo que no era habitual en aquellos tiempos. De esos años conserva a sus mejores amigos, aunque cuando le faltaba un curso para finalizar el colegio los Reyes decidieron enviarle al extranjero, a Canadá. Dos fueron las razones: la primera y principal, que Felipe empezó a apuntar en su adolescencia cierta arrogancia por saberse futuro rey, por lo que don Juan Carlos y doña Sofía pensaron que era obligado alejarle de España; la segunda, que para su formación era fundamental que hablara inglés y francés.

Después de Lakefield Collage (Canadá), el Príncipe, al igual que el Rey, estudió en las tres academias militares para completar su formación. Poco después se matriculó en Derecho en la Universidad Autónoma de Madrid, donde se licenció siendo el primer heredero con carrera universitaria.

Aquellos años forjaron su personalidad. Por entonces, don Felipe estaba muy apegado a sus compañeros, era independiente, tenía un gran sentido del humor y fue arrestado en varias ocasiones en las escuelas militares por escaparse o saltarse el reglamento. El remate a su formación lo recibió en Georgetown (Washington), donde estudió durante dos años un máster en Relaciones Internacionales. Un diplomático adscrito a su servicio, con despacho en la Embajada, era el único recuerdo de sus obligaciones institucionales.

Después de dos relaciones públicas, con Isabel Sartorius y la modelo Eva Sannum, el Príncipe conoció casualmente -ella no estaba invitada- en casa del periodista Pedro Erquicia, a la que sería su esposa. Casándose con doña Letizia ha conseguido casi todos sus objetivos: un enlace por amor, mantiene excelente relaciones con sus padres y hermanas, no ha abandonado el contacto con sus amigos, su agenda está plagada, es consciente de que los españoles le sienten cada vez más heredero y, además, mantiene largas conversaciones con su padre para cambiar impresiones sobre el oficio de ser rey.

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