España

Cinco horas con Castro

  • "Señora" y no "Alteza" es la fórmula elegida por el juez durante la declaración de la Infanta Abandona las dependencias judiciales en moto y rehúsa hacer valoraciones por el momento

"Señora" y no "alteza". Así fue como el juez José Castro se dirigió ayer a la infanta Cristina de Borbón, el primer miembro de la familia real española en sentarse como imputado ante la Justicia en un proceso penal.

Castro, el juez que instruye el caso de corrupción que hace temblar a la monarquía española, inició el interrogatorio en los juzgados de Palma de Mallorca desde donde instruye la causa que tiene al marido de la Infanta, Iñaki Urdangarín, como protagonista. Y durante cinco horas fue él el único que planteó preguntas a la Infanta. Más de 400, según fuentes de una de las acusaciones particulares.

El magistrado, el más famoso de Palma de Mallorca y quizá, ahora también, de toda España, hizo la primera dos minutos antes de las 10 de la mañana. Así, hasta las 15:00, cuando se hizo un receso para comer. Tras la pausa llegó el turno del fiscal.

El juez Castro fue correcto y educado con la hija pequeña del Rey, a la que el 7 de enero imputó por fraude fiscal y blanqueo de dinero. Pero también fue incisivo y minucioso, dijeron las fuentes. Fiel a su estilo.

Frente a él tuvo a una Infanta evasiva, que "siguió el guión" previsto, según las acusaciones populares. Según la defensa, fue "taxativa" en el 90% de las respuestas y aclaró las cuestiones que le planteaba el juez. No sabía nada de los presuntos negocios ilícitos de su marido, no recordaba, no le constaba. "Yo confiaba mucho en mi marido", dijo. Por eso firmaba todo lo que él le pedía.

Todos los letrados se dirigieron a la infanta Cristina de "usted", a excepción de la abogada de Manos Limpias, Virgina López-Negrete, y de uno de sus propios abogados, Jesús-María Silva, quienes usaron el tratamiento de "alteza real".

Una de las preguntas que le ha formulado el juez fue sobre el curso de merengue que supuestamente se pagó con dinero de Aizoon, a lo que la Infanta respondió que ella nunca se ha prodigado en tal arte, pero que sí que probó el flamenco hace muchos años. "Lo celebro", le respondió Castro, tal vez porque es cordobés.

Como la declaración se ha alargado más de lo previsto, la Infanta, como muchos periodistas, dio cuenta de un bocadillo en una sala habilitada para que descansara, según ha contado uno de sus abogados, aunque no desveló que contenía el tentempié.

A la salida, el juez del caso Nóos, José Castro, dijo que no podía hacer ninguna "valoración" de la comparecencia judicial y que lo hará cuando llegue el trámite correspondiente.

Al ser preguntado por los periodistas a la salida del juzgado, poco después de que abandonara el edificio judicial la Infanta, el juez dijo: "No es momento de hacer ninguna valoración. Cuando llegue el momento del trámite que corresponda se harán las valoraciones que correspondan".

Tras estas palabras, el juez montó en su moto y salió por la rampa del juzgado, momento en el que recibió algún aplauso de gente que se encontraba en los alrededores del edificio judicial.

Castro fue aplaudido y aclamado con gritos de "justicia" por un grupo de ciudadanos que se encontraba en las inmediaciones de los juzgados con motivo de la declaración.

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