España

El impacto de lo rudimentario

ES la economía, estúpido. Desde que McCain lo sabe, cae en picado en los sondeos. El hombre no domina la disciplina, se revuelve incómodo en la butaca del plató cuando le interrogan al respecto y escurre el bulto con conceptos más rudimentarios y pasionales. Hablamos, of course, de la Teoría Básica de la Comunicación, en manos de gurús de sueldo grueso con ideas parecidas a lo largo y ancho del mundo. Palin, como buena esbirra, ejerce de discípula y cultiva perlas tan sofisticadas como su muy reciente "Obama se junta con terroristas". No importa la verdad. Importa el impacto.

¿Por qué tanto efectismo? Está clarísimo. Si esto fuera Roma -y no necesariamente la Roma imperial sino aquella otra ciudad asentada sobre siete colinas y presionada por los etruscos-, Palin o McCain no podrían permitirse tantas libertades. El Senado -palabra que viene de anciano- lo componían los patricios -palabra que viene de padre-, que al fin y al cabo eran quienes aconsejaban, respaldaban y defenestraban al rey. Ahora, por desgracia, el pueblo llano también cuenta, y el gurú anteriormente citado asume su natural estupidez basándose quizás en experiencias personales.

Si el voto es lo único esencial en política, obviamente el mensaje debe adaptarse al receptor más representativo y por tanto mayoritario. No vale llamar ladrón a quien se puede llamar chorizo. Tampoco es necesario el rigor científico: Si usted vota al PP es un completo e incurable fascista; si vota al PSOE, un asesino de fetos; si milagrosamente se decide por IU, un brigadista con conexiones en La Habana; y si por último mama de esa fuente inagotable que son los nacionalismos variopintos de nuestro variopinto país, es usted tantas cosas malas que mejor no intentar mencionarlas.

Asimilado pues que como integrantes de la masa votante media somos radicalmente idiotas, las peleillas de la actualidad se comprenden mejor. Si España las pasa canutas por la crisis, diría Rajoy, la culpa es sólo de los socialistas, y más concretamente de Solbes, ese inepto que derrotó sin piedad al pacato Pizarro en la previa del 9-M sólo porque se estudió mejor la teoría, que como bien saben nada tiene que ver con la práctica. Si España zozobra, contrapondrían desde Ferraz, se debe a un maléfico terremoto internacional donde el petróleo, los alimentos más básicos y las envenenadas subprimes no han dejado títere con cabeza.

Lo malo es que el pensador avezado se lo monta por su cuenta y llega a sus propias conclusiones. Su estirpe declina pero resiste como una voz que ahoga paulatinamente la tormenta. Es como completar un crucigrama. Zapatero y Rajoy te dan tres datos mal contados, la prensa nacional amplía el panorama, la internacional lo enriquece y los libros de historia lo consolidan hasta conformar esa otra verdad alternativa, mucho menos vistosa, desde luego, aunque tan incómoda a veces que McCain, Palin, Pepiño Blanco o los olvidados Zaplana y Acebes sufren en vivo y en directo en busca de cabezas oxidadas que sí les entiendan y animen y sobre todo voten. Una sospecha: simplifican no porque quieran sino porque no dan para mucho más.

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