España

La ironía de Zapatero

ROGER Cohen escribe en el New York Times. Afortunado tipo, pensarán antes de añadir un "muy bien, ¿y qué?" Lo interesante desde luego no es dónde trabaja sino con quién se relaciona y sobre todo a quién entrevista. En la lista aparece nada menos que José Luis Rodríguez Zapatero, de visita en la Gran Manzana para explicar el porqué de su nulo feeling con Bush y de paso algunas de sus valiosas lecciones sobre política exterior. Estimulado por el impacto del encuentro, Cohen describe sus sensaciones en un artículo bloguístico dividido en tres partes: la vertiente psicológica de nuestro líder, el desencuentro con el Imperio y su actitud respecto a Rusia.

Llama la atención su primera conclusión: Zapatero es un hombre irónico. Quizás lo fuera al detallar su conversación con Bush anunciándole la retirada de las tropas de Iraq -"no hay ninguna razón para que yo le caiga bien", se jactó-, pero no es ésa precisamente la imagen que traslada al espectador español. Aquí se le adjudican adjetivos menos respetuosos. Incoherente, mentiroso o utópico son sólo algunos de ellos. "Reconozco que el estilo de Bush influyó en mi éxito electoral", dispara. Nos han cambiado al buenazo de ZP por un señor bien curtido y mejor pertrechado. Las bondades de la distante perspectiva, sugerirá alguno.

Luego viene el pasaje de la ruptura. Cohen se moja a favor del socialista y de paso reprocha a su país que derroche "arrogancia" en tiempos de penuria económica y militar. "Una cosa es disentir entre amigos y otra mantener la discordia por rencor. La vengativa racha de Bush es digna de patio de colegio". Tanto McCain como Obama, sugiere, deberían enmendarle. Amén.

El lector hispano, resabiado como pocos, deducirá a continuación que lo que queda de artículo es un panegírico puro y duro. Pues no. Estos yanquis huyen del maniqueísmo y alternan con frialdad profesional la alabanza y el capón. "Zapatero es la clase de persona que me recuerda la necesidad que tenemos de un fuerte liderazgo", arranca. "Me pareció modoso en lo referente al totalitarismo y la tiranía", remata. Lo dice porque le preguntaron por las últimas correrías rusas en Georgia. Ahí Cohen muestra la lucidez existencialista del judío universal y cala al presidente con una frase lapidaria: "Sus agudas réplicas de jurista rezuman relativismo moral".

A EEUU, como a los ex satélites forzosos de la URSS, le duele la contemporización frente al viejo enemigo. Zapatero, cierto, es adicto a la corrección política, trasunto a veces de la falta de ideas -en otras ocasiones, esta conducta denota un problema aún mayor-. "Los georgianos fueron esclavizados por el sistema totalitario soviético (...). No quieren correr el riesgo de volver atrás sino la normalidad que les garantiza la OTAN. Es una cuestión psicológica. España debería comprenderlo". Amigo Cohen, si una nación pudiera personificarse, España lo comprendería.

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