Crónica Personal

Cuanto peor, peor

España no vive buenos momentos con un Gobierno que arremete contra lo que tanto costó construir en la Transición y una oposición inexperta y sin sentido de Estado.

Cuanto peor, peor

Cuanto peor, peor / Emilio Naranjo (Efe)

PARA desgracia de los españoles, desde que Pedro Sánchez asumió la Presidencia no se cumple la frase tan usada en política: cuanto peor, mejor. Al contrario; cuanto peor hace las cosas el nuevo Gobierno, peor le va a su partido e incluso a la oposición, incapaz de aprovechar sus errores para intentar la remontada. Y por supuesto, peor les va a los españoles, aunque aún disfrutan de unas semanas de respiro mientras no empiecen los primeros efectos de las políticas que el Ejecutivo tiene preparadas en la recámara. Existe casi unanimidad entre los profesionales de la economía de que generarán más paro y, por tanto, desigualdad.

Este Gobierno no va a ser bueno para el empleo. El miércoles se hicieron públicas las cifras del turismo, que ha subido en un 1,5% en el último año, el peor dato desde 2013. Y se cuantifica ya en 45.000 nuevos desempleados desde que se aprobó el Salario Mínimo Interprofesional a 900 euros. El pacto con Podemos lo fija en 1.200 dentro de tres años, pero eso no augura nada bueno a la vista de lo ocurrido hasta ahora.

Las primeras decisiones de Irene Montero al frente de Igualdad tienen una primera lectura que no es positiva para los heterosexuales, sobre todo para los hombres: los varones no tendrán acceso a ningún cargo de responsabilidad en ese Ministerio. Por otra parte, han sido nombradas para los puestos más relevantes las dos dirigentes más conocidas del mundo LGTBI. Nada que objetar, pero la palabra igualdad se interpretaba como integración de las clases más rechazadas socialmente, y se ha decidido que a partir de ahora las que no pertenecen a ese colectivo tendrán menos presencia, e influencia, que quienes se amparan bajo esas siglas. Con un añadido que causa estupefacción: la recién nombrada para ocuparse de la integración social de las diferentes razas y culturas ha dimitido para que la sustituya una diputada de Podemos guineana, de color, ya que considera que su negritud la convierte en persona más adecuada que ella para ese puesto. ¿Significa eso que en Podemos no creen que una persona de raza blanca tenga sensibilidad suficiente para luchar contra el racismo? Los extraños criterios del partido de Iglesias respecto a los asuntos sociales y de igualdad cierran puertas a más del 99% de los españoles dispuestos a trabajar por el bienestar de los demás.

Las decisiones del Gobierno que pueden causar más problemas a los españoles son las relacionadas con el desprestigio de las instituciones. Empezando por la Corona, a la que Sánchez y algunos ministros tratan de apartar del primer plano porque en estos momentos de incertidumbre millones de españoles miran al Rey pensando que es la única persona capaz de bloquear los despropósitos del Gobierno. Felipe VI, sin embargo, no entra en la confrontación, por prudencia, y porque conoce mejor que nadie cuáles serían los efectos desastrosos de ir más allá de las atribuciones que recoge la Constitución. Sólo el Parlamento y los jueces pueden bloquear acciones de Gobierno, lo que Sánchez sabe perfectamente, de ahí que haya tomado una decisión aparentemente menor: cambiar la fecha de la reunión de los ministros, que será los martes en vez de los viernes.

La esperanza de Ternera

Las consecuencias son importantes para el control del Ejecutivo, tanto la sesión de control en sí misma, que tendría que celebrarse sin tiempo para formular preguntas sobre las iniciativas tomadas el día anterior, o la misma mañana como en el caso del Senado, y también habría problemas para que los ministros acudieran a las comisiones que debaten sobre los asuntos de sus departamentos. Los portavoces parlamentarios de la oposición ya han presentado propuestas para cambiar las agendas del Congreso y Senado, pero las presidentas de las dos cámaras no encuentran razones suficientes para hacerlo.

Pero el campo que se verá más afectado es el de la Justicia, y ahí ha aparecido lo peor de cada casa. El Gobierno ha provocado una indignación generalizada al proponer para la Fiscalía General del Estado a la ex ministra de Justicia, cuya falta de idoneidad ha sido suficientemente debatida estos últimos días y asumida por el propio Consejo General del Poder Judicial, que ha dado luz verde a su designación por un estrechísimo margen, aunque el escándalo no ha terminado. Con consecuencias nefastas si el Parlamento acepta la designación de Dolores Delgado: cualquier decisión de la Fiscalía estará viciada de antemano. Si favorece al Gobierno, porque se acusará al equipo de Sánchez de utilizar a la Fiscalía a conveniencia; si es perjudicial para el Ejecutivo, porque se tomará como un intento de Delgado de lavar su imagen y los afectados acusarán a Sánchez de perjudicarlos por su empeño en colocar en la Fiscalía a la persona menos adecuada.

Es tan grave el asunto que se ha publicado que Josu Ternera quiere regresar a España porque ve elementos suficientes para pensar que la Justicia va a ser más dadivosa con él. Los pactos de Sánchez con el PNV y con los independentistas vascos y las presiones del Ejecutivo al Judicial hacen creer al terrorista que se dan mejores condiciones para cumplir condena e incluso podría acceder a la libertad en breve. No faltará mucho para que se asiente en España la idea de que los malos -independentistas condenados, terroristas y ex terroristas- saldrán beneficiados con el actual Gobierno.

Vox ayuda a Puigdemont

Ante estas cuestiones que causan inquietud, los tres partidos de centroderecha no acaban de acertar. Pablo Casado está excesivamente callado cuando es hora de potenciarse como líder de la oposición con un mensaje firme, claro, contundente... y sin tremendismo, que no es la fórmula más adecuada. Ciudadanos sufre vaivenes internos, no relevantes. Los propios de un partido que acaba de sufrir una derrota electoral y la pérdida de su líder de referencia, y elige dentro de dos meses a un nuevo presidente. Presidenta, si no se tuercen las cosas. En cuanto a Vox, no se entiende que sus máximos dirigentes no actúen con una mínima de prudencia.

El viaje de Santiago Abascal a Estrasburgo aprovechando el Pleno del Parlamento Europeo ha sido un absoluto disparate, y no augura nada bueno para quienes quieren lo mejor para este país. Su demoledora intervención contra el presidente de la Eurocámara, el socialista Sassoli, y las descalificaciones a la Justicia europea han sido un balón de oxígeno para Puigdemont, que tras la intervención del líder de Vox incrementa sus esperanzas de que Bruselas no acepte el levantamiento de su inmunidad, ya que las palabras fueron tan hirientes que dan pie al argumento del secesionista, que alega que sufre una persecución política y en España se castiga la libertad de pensamiento.

No son buenos momentos para España. Un Gobierno desaforado por cambiar las estructuras del Estado arremetiendo contra lo que tanto costó construir en la Transición y una oposición inexperta y sin sentido de Estado, ahuyentan la esperanza de que PP, Vox y Cs sepan plantar cara a un Sánchez dispuesto a todo con tal de completar la legislatura.

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