Feria de Jerez

Cofradías en la Feria, entre la tradición y la necesidad

  • Las hermandades tienen una prioridad, el beneficio económico por encima de propiciar un lugar de encuentro de sus hermanos, que también cuenta

La presencia de las cofradías de penitencia en la Feria del Caballo es casi paralela a la historia más reciente de la celebración. Al día de hoy, no se podría entender la fisonomía y nomenclatura popular de la fiesta sin las hermandades, que en su mayoría están con su caseta en el Real.

En esta Feria se cuentan en treinta y tres las corporaciones de Semana Santa que la utilizan para mejorar sus tesorerías, con un mayor provecho en las que los hermanos trabajan las casetas. Sacar dinero es la motivación principal, por encima de otras prioridades como la de ofrecer a los hermanos un lugar de encuentro, que también cuenta.

Los gastos crecen y los ingresos merman, más en estos tiempos, por lo que la Feria se constituye en una cita que no puede dejarse pasar de largo. "Tenemos proyectos en marcha que cuestan lo suyo y que serían imposibles abordar si no es con el empuje que supone la caseta. Los ingresos habituales y los extraordinarios, que nos llegan por la venta de lotería y alguna que otra actividad, no son suficientes y la presencia del mecenas es ya historia", explica y justifica uno de los muchos cofrades que en estos días se curran la Feria, una declaración que es perfectamente trasladable a cada uno de los que echan muchas horas tras la barra.

Y además lo hacen a gusto y con ganas, en un claro sentido del deber que se tiene asumido, del mismo modo que lo piensan los treinta restantes cofrades que, en este caso particular, conforman el plantel de la caseta, repartidos por días y turnos. Los pingües beneficios que dan los siete días de fiesta vienen a cuadrar las cuentas anuales, especialmente en aquellas cofradías con proyectos importantes en ejecución y de muy alto coste. Quien algo quiere, algo le cuesta. Pero de entre la nómina feriante cofradiera hay una hermandad que va más allá. Es el caso de La Exaltación cuyos hermanos se encargan de llevar hasta dos casetas, la propia y una segunda de la que se hace cargo de la cocina y la barra, por lo que los beneficios se multiplican.

A cambio, mucho trabajo y el compromiso de un grupo amplio de hermanos dispuestos a pasar la fiesta tras una barra o entre fogones. Exceptuando esta particularidad, están las que también se echan a sus espaldas la Feria. Son las menos. La mayoría de las hermandades acuerdan con hosteleros y empresas de catering la cesión de la cocina a cambio de una cantidad económica, que ciertamente está viniendo a menos cada año que pasa y más en estos tiempos de crisis donde la oferta supera la demanda.

Los ingresos por este 'alquiler' ronda los 6.000 y los 4.000 euros, en función del sitio que ocupa en el Real y de los precedentes en ventas, que suelen medirse por el número de cajas de 'medias' de vino vendidas. Hasta no hace mucho, este montante podía llegar a los 12.000 euros. En este 2013 se dan casos de cofradías que han tenido que doblegarse a menos de 2.000 euros en el alquiler si querían que el feriante le trabajara la caseta. Lo que queda meridianamente claro, tras hablar con la gente de las hermandades, es que si no fueran necesarios los ingresos de la caseta con toda probabilidad desistirían estar en el formato que sea: trabajándola o montándola y cediendo la cocina, algo en lo que han estado tentados más de una por la corta contraprestación económica que se les presentaba.

Pero llegados a este punto la decisión de dejar la caseta supondría perder el sitio. Y es que la Feria está difícil para todos por lo que los tradicionales precios populares y la cocina casera de las 'hermanas' que siempre han tenido un hueco en las casetas cofrades, ahora más que nunca son el principal reclamo frente a la 'competencia', ofreciendo una carta en la que se ajustan los costes. Es la ventaja de las que las trabajan los hermanos, que pueden permitirse bajar precios sin que resienta en exceso el beneficio final.

Este es el panorama de las hermandades en la Feria, una más dentro de la larga tradición feriante de las cofradías, el colectivo más presente en el Real y que en gran medida supuso en su momento un empuje en la estética de la caseta con el ejemplo de las pioneras en el González Hontoria que siguen aún presentes.

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