La Feria es cosa de dos 'tíos' de sobras conocidos por estos lares. Son el 'Tío Pepe' y el 'Tío Mateo', los buques insignia de González Byass y José Estévez que monopolizan la práctica totalidad de las casetas instaladas en el González Hontoria. Los González exprimen su condición de patrocinadores de la fiesta, que engalanan con andanas de botas con mensajes alusivos a la sherryrevolution, mientras su fino riega cada rincón de la Feria, en particular el templete del cruce de la calle de las Palmeras con La Paquera y Lola Flores, con su presencia en exclusiva en más del 75% de las casetas. Su previsión de consumo de 'Tío Pepe', tanto del clásico como de su versión 'En Rama', apunta a un incremento de entre el 5% y el 8% en la presente edición, en la que también cuenta con presencia destacada Estévez, con exclusividad en más de medio centenar de casetas con el 'Tío Mateo' y, en menor medida, el fino 'Inocente' y la manzanilla 'La Guita'. En línea del éxito cosechado en la Feria de Abril de Sevilla, los Estévez tienen muy buenas vibraciones para este año.

El vino sanluqueño tiene su clientela fiel, aunque el fino es el rey de la Feria del Caballo, donde Bodegas Fundador apuesta este año por la diversidad con su gama completa de jereces premium Harveys, que abarca del fino al Pedro Ximénez pasando por el amontillado, el oloroso, el palo cortado y 'Bristol Cream' y hasta un medium. La firma bodeguera del Grupo Emperador también se ha volcado este año en sus marcas de brandy Fundador y Terry, la alternativa jerezana al trago largo en auge desde hace años, aunque el fino, tanto a palo seco como con el fenómeno del rebujito, mantiene su reinado.

Si llueve, mal asunto para todos. Si hace calor, se bebe menos vino y más rebujito, pero también se consume más cerveza. Y en mayo es difícil que haya una temperatura fresca que invite al consumo de vino a palo seco, salvo que se sirva muy frío, aspecto que ha mejorado y mucho en los últimos años gracias, sobre todo, a la insistencia de González Byass, donde 'Tio Pepe' se sirve helado, aunque también está la opción de probar con el 'tíojito', el rebujito elaborado con el fino de los González.

Las bodegas son reacias a hablar de cifras, no así el Consejo Regulador, que da por seguro que el consumo rebasará las 400.000 medias botellas e incluso se atreve a aventurar que se podría alcanzar el medio millón sin mucho apuros.

La profesionalización de la Feria, en la que la inmensa mayoría de las casetas las explotan hosteleros, contribuye al aumento del consumo, ya que si sobra algo de vino se le puede dar salida en los negocios que regentan en sus ciudades de origen, pues los restauradores que trabajan la feria jerezana llegan de distintas poblaciones de la provincia y de la vecina Sevilla.

En el Hontoria también pueden encontrarse otras marcas señeras de fino, caso del 'La Ina' de Lustau o 'Pando' de Williams & Humbert, cuyo 'Canasta Cream' cuenta con caseta para sus 'amigos' en el recinto ferial junto al templete de González Byass. Los esfuerzos de promoción de estas bodegas van por otros derroteros -algunas indican que la Feria les cuesta el dinero porque el vino casi se regala-.

Y luego está Díez Mérito, cuyo fino 'Bertola' protagoniza en estos días una campaña en los establecimientos hosteleros próximos al Real en los que se ofrece un 2x1 de este vino.

En la Feria en sí sólo hay cinco casetas de bodegas y dos de ellas tienen el mismo dueño, el Grupo Emperador, que además de Fundador cuenta en la misma calle de La Paquera, sólo que cruzando la acera, con espacio propio para Garvey y su fino 'San Patricio'.

La profesionalidad también contribuye a que cada vez se vea con más asiduidad otros jereces y no exclusivamente fino, aunque sigue siendo una opción minoritaria.