Feria de Jerez

Una ‘vueltecita’ y pa’ casa...

  • El templete municipal se abarrota de clase política y coreanos del comité de la ‘Peace Cup’ para ver cómo la alcaldesa acciona el botón que ilumina ocho días de celebración

Por mucho que pasen los años, para el primer domingo de Feria siempre hay un objetivo muy claro:asistir ‘in situ’ al encendido del alumbrado y exclamar con profunda admiración  ante el espectáculo que supone el castillo de fuegos artificiales (¿por qué todos repiten al unísono edición tras edición eso deuuuyyyy, oooohhhh... mientras van estallando los cohetitos?). Aunque a los coreanos del comité organizador de la Peace Cup, evento al que se dedica la Feria de este año, les parezca una catetada, por mucho que pasen los años uno nunca pierde esa capacidad de asombro ante el eterno retorno de la Fiesta mayor. Porque la Feria no deja indiferente a nadie. El domingo es casi el único día que permite ir a la Feria con las ideas claras, sabiendo que si la cosa no se tuerce demasiado, uno va a ver tranquilamente el alumbrado y se vuelve a casa con la cartera intacta. Es el clásico día de dar la vueltecita. Cuánto puede ahorrar uno el primer domingo de Feria con la sobada excusa de que al día siguiente hay que trabajar... “Una vueltecita y pa’ casa”, se escuchó a más de uno que andaba despistado. Ya habrá tiempo de hacer del albero y las lonas nuestro hábitat natural, de refrescarnos con ‘rebujito’ como único medio de sobrevivir a la caló. Dicen los meteorólogos que va a hacer caló de la buena.

“Waiting, waiting, please, David Yoo, es el presidente del comité organizador de la Copa de la Paz...”, comenta la alcaldesa,Pilar Sánchez, tras accionar el botón mágico que enciende la Feria. Pasan pocos minutos de la diez de la noche y hay ambiente pese a que se siente menos público que en otros alumbrados. En el templete municipal no cabe un alfiler. Hay una austera representación de la ejecutiva local socialista. Decimos austera porque son tantos miembros que los tropecientos que había allí son casi una anécdota. A Juan Pedro Crisol no le gusta la izquierda. Que le sirvan el vino con la izquierda, queremos decir. Bermúdez y señora llegan puntuales, al igual que Lebrero, que cambia la rubia por el fino. Se habrá visto cosa igual... Saludamos a Salva Pineda, que sigue haciendo las Andalucías de la mano de la Junta. Su mujer, Mari Carmen Martínez conversa con los guardias por si hay algún contratiempo de última hora. Todo bajo control. Todo listo.

Hay quienes se van al Real al caer la tarde para pillar un buen sitio en el ritual de la inauguración; otros que llegan a lo justito, todavía con el transistor pegado a la oreja escuchando el partido del Xerez. Menuda se montó ayer sobre el albero con los goles del Deportivo. Pilar Sánchez bien que recordó el nuevo triunfo xerecista y “lo importante que es para la ciudad tener esta miel en los labios”.

Hay quienes suelen llegar a la carrera, tras sudar la gota gorda para aparcar lo más cerca posible (que suele ser a muchos cientos de metros del Hontoria) y entran tirando de la mujer, del niño que lleva las manos llenas de algodón dulce, de la niña que se entretiene con un puesto de turrones, tirando del carrito, con un globazo de Doraemon que choca con todo lo que se menea, arrastrando a la suegra y hasta con una media de fino bajo el brazo traída de casa... por aquello de la crisis. Hombre precavido vale por dos. El primer día es de tanteo, de dar volteretas mirando de reojo todos los precios en las hileras de casetas. De intentar tontear lo menos posible a la vista de la que queda por delante. Subrayamos lo de ‘intentar’ porque es improbable que la cosa no se complique y haya que sucumbir al poder hipnótico de la Feria. Como pestañees, ya estás dentro del laberinto. Hay quien va a la Feria un único día, a ver el alumbrado. Lo malo es que allí se queda hasta el domingo siguiente por la noche.

“Es una Feria hecha para todos, es la más bonita y la más participativa”, dijo la alcaldesa ante la atenta mirada de su delegada de Fiestas, Loli Barroso, y su vicealcalde, Casto Sánchez. “Espero que el balance final sea que todo el mundo lo ha pasado muy bien, que nos olvidemos de la crisis”, apostilló la regidora para exclamar:“Feliz Feria y Viva Jerez”. Un operario ya desmonta en ese momento el botón que acciona el millón largo de bombillas que ilumina el Real; pensará que el primer domingo no es más que para dar una vueltecita ypa’ casa.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios