San Fernando

La Feria tampoco se libra de la crisis

  • Aunque La Magdalena presente cada noche un lleno completo, los isleños notan la crisis · Eso lo saben los que a diario trabajan en las casetas. Ellos ofrecen las claves para entenderlo

¿Se nota la crisis en la Feria? Es la pregunta que se hace todo el mundo cuando ve las calles del recinto ferial de La Magdalena atestadas de público y las casetas a reventar cada noche. Por el ambiente que cada velada se respira el Real, pareciera que la difícil situación económica no afecta mucho a los isleños, pero la realidad es bien distinta. Eso lo saben los que viven la Feria por dentro: los caseteros.

La crisis no se ha dejado notar en una menor afluencia de público -aunque ha habido unas jornadas más fuertes que otras- pero sí en los hábitos de consumo de los isleños. En las casetas no faltan los clientes, pero se gasta menos.

Los isleños no están dispuestos a sacrificar la Feria ni quieren faltar a su cita anual con las fiestas del Carmen, pero controlan su bolsillo. Piden menos platos y raciones y echan mano al socorrido montadito y pinchito, menos copas y más cervecita y tinto de verano. Y mucha tortilla de patatas. Eso hace que las casetas facturen menos, aunque estén repletas. La Feria, en definitiva, tampoco se salva de la famosa crisis económica.

Es lo que ha ocurrido en una de las casetas de mayor ambiente familiar de la Feria, una de las favoritas para comer en La Magdalena, la de la hermandad del Rocío. Con la misma gente, los mismos turnos, las mismas horas y los mismos metros de caseta de todos los años -y con un lleno completo cada noche- está consiguiendo menos resultados que en otros veranos.

Otras, como la del Huerto, intentan contrarrestar los efectos feriantes de la crisis con un incremento de los almuerzos y cenas concertadas previamente con entidades y asociaciones de la ciudad, una costumbre que cada vez se va introduciendo más en la Feria y que se va extendiendo por las casetas más familiares.

"La gente mira detenidamente la lista de precios antes de pedir y eso antes no ocurría tanto", cuenta uno de los encargados de la caseta de la peña madridista Isla de León. "Hay familias que vienen con un tope para gastar y de ahí no pasan".

También se nota en la cocina, en los platos que se venden. El jamón, el queso y el pescaíto frito han quedado relegados a un segundo plano frente a los montaditos y a la tortilla a pesar de que incluso, previendo un descenso de las ventas con motivo de la crisis, muchos han optado por bajar los precios, como cuentan en la caseta de Acosafe, la de la Asociación de Comerciantes de San Fernando.

"La gente viene cenada a la Feria", afirma uno de los responsables de la gestión de la caseta del PP. Se pide menos y de lo más barato y se apura al máximo. "La gente se queda sentada horas con su primera consumición, no repite".

Los efectos de la crisis tratan por igual a todas las casetas, no sólo las más tradicionales. Las de 'marcha' tampoco se consiguen escapar. Una de las más visitadas este año, La Luna, hace una valoración positiva de los días de Feria que lleva, a pesar de que está facturando menos. "Hemos estado en diferentes ferias de la Bahía y creíamos que en La Isla iba a ser peor pero no ha sido así", dice su encargado.

Las atracciones y otros negocios feriantes tampoco viven su mejor Feria. Así ocurre con la tradicional churrería que se sitúa a las mismas puertas de la Feria. "La gente pide una ración en vez de cuatro", explica Esteban, el encargado.

Aún así, las casetas confían en las noches del fin de semana -aquellas que mayor afluencia de público registra- para remontar y echar un buen cierre a la Feria.

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