Crítica 'Cherchez Hortense'

Calidez a los postres

Cherchez Hortense. Director Pascal Bonitzer. País: Francia. Año: 2012. Duración: 100 mins. Con: Jean-Pierre Bacri, Kristin Scott Thomas, Isabelle Carré.

Entre unas cosas y otras, este SEFF nos ha dejado el cuerpo un poco frío y el alma algo calada. Se agradece así una película no especialmente moderna, rabiosa ni radical como ésta para echarle el cierre: una comedia liviana, inteligente, fluida y, sobre todo, cálida, que temple los excesos y el tono poco complaciente que ha marcado la sección oficial.

Veterano guionista (Rivette, Téchiné, Ruiz) y maestro de guionistas, Bonitzer traza aquí un sofisticado, medido y elegante enredo de relaciones familiares y personales en un París burgués vigilado por la policía migratoria, dando su pequeña pincelada social en un frondoso juego de ida y vuelta cuyo interés reside, no obstante, en sus personajes.

A mitad de camino entre las propuestas recientes de Jaoui, Resnais o Téchiné, Cherchez Hortense sigue la pista de Damien (Bacri, siempre convincente en su desaliño maduro), un experto en cultura asiática que se gana la vida asesorando a empresarios y que se precipita (suavemente, porque todo es suave en este filme) en una crisis personal cuando desatiende un encargo comprometido y ve tambalearse su matrimonio por una infidelidad de su mujer (Scott Thomas).

Con un fluido sentido de la narración, envuelto en una temperatura siempre acogedora, desdramatizando la gravedad de las situaciones (nada es irremediable ni definitivo) a golpe de elipsis o de fundido a negro, el filme de Bonitzer se hace fuerte, empero, en los encuentros personales, en el vis-à-vis, en especial en aquél en el que Damien acude a su padre (Claude Rich), un alto cargo del Consejo de Estado, para descubrir, en una hilarante secuencia de temposcrewball en un restaurante japonés, una faceta desconocida de su vida, o en el ese otro en el que nuestro protagonista despierta en su cama inesperadamente acompañado después de una noche de sake.

Cine para el gran público con más sustancia de lo habitual, Cherchez Hortense es una pieza sofisticada de construcción brillante que eleva el nivel medio del cine popular que no nos llama imbéciles, nos habla de cosas cercanas y reconocibles y busca reconciliar generaciones y escuelas.

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