LE PHARAON, LE SAVAGE ET LA PRINCESSE | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

El arte de colocarse de perfil

Un fotograma de la segunda historia del filme de Michel Ocelot.

Un fotograma de la segunda historia del filme de Michel Ocelot.

Le pharaon, le savage et la princesse, del animador francés Michel Ocelot, tiene  una estructura en la que bajo su concepción de largo compuesto de tres cuentos cortos no se beneficia en cambio de las posibilidades de ninguno de ambos formatos. En el mundo de la animación el cortometraje ha sido tradicionalmente el espacio donde salvo excepciones (las más notables probablemente sean las de Miyazaki y Takahata) han descollado los grandes nombres, los cineastas con una vocación artesanal y experimentadora, mientras que el largometraje ha quedado reservado para la gran industria y el trabajo en cadena.

Sin embargo, Ocelot no demuestra, a pesar de tener tres cortos pegados, ninguna vocación artesanal, ninguna búsqueda, y menos aún hallazgo, plástica o expresiva, al contrario, su decisión parece más bien un intento de esconder una falta de inspiración para construir una historia larga sin renunciar a las posibilidades exhibidoras que le proporciona el metraje estirado. Su película, gritona y declamada en lo sonoro (como un espectáculo de polichinelas), es absolutamente plana y convencional en lo visual sin mostrar ningún avance artístico del autor.