DOWNSTREAM TO KINSHASA | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

La resistencia viaja en barca

Una de las víctimas a las que da voz el documental de Hamadi.

Una de las víctimas a las que da voz el documental de Hamadi.

Sorprende ver aquí un documental como Downstream to Kinshasa, básicamente de producción congoleña y que entra dentro de lo que puede considerarse, con todas las letras, cine africano. Mucho más sorprende verle estampada la etiqueta ‘Cannes. Sección Oficial’, como si a estas alturas fuéramos a creernos que en un año normal, con Cannes celebrándose, se hubieran atrevido a incluir un documental africano en la sección oficial compitiendo al lado de las últimas películas de Anderson, Moretti o Carax. No lamentamos en absoluto su presencia en Sevilla, la cinta de Dieudo Hamadi es una buena película que se acerca a los mutilados de la Guerra congoleña de los Seis días, quienes estuvieron protestando en Kisangani y cansados de no lograr resultados decidieron ir a Kinshasa para clamar por sus derechos como víctimas del conflicto.

Hamadi hace todo bien, para empezar rehúye reconstruir el conflicto usando fórmulas viejas que siempre demuestran su imposibilidad para reproducir el horror, por el contrario, usa el distanciamiento brechtiano y los fondos negros para una suerte de representación teatral donde los propios protagonistas se enfrentan al trauma del recuerdo. Además, toma como modelo los excelentes documentales del japonés Noriaki Tsuchimoto sobre el envenenamiento industrial por mercurio en Minamata para ser testigo (o empujar, vaya usted a saber) de la acción directa contra las autoridades de la capital por parte de las víctimas y sus familias.

Es precisamente en el largo y peligroso viaje en barcaza por el río Congo (con algún que otro pasaje herzogiano de verdadero riesgo para la vida de todos, incluido el equipo de rodaje) donde la película encuentra la forma visual para expresar la determinación feroz de los damnificados de este mundo y su voluntad inquebrantable de hacerse oír.