MEMORY BOX | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

Diario para mi hija

Un fotograma de 'Memory box', un legado para las generaciones venideras libanesas.

Un fotograma de 'Memory box', un legado para las generaciones venideras libanesas.

Escondida en una inflada Sección Oficial refulge esta pequeña joya de la pareja de cineastas libaneses Joana Hadjithomas y Khalil Joreige (Je veux voir) que corre el peligro de pasar desapercibida. Memory box es una adaptación libre de la correspondencia de Hadjithomas entre 1982-1988 y de las fotografías de Joreige para, a partir de unas y otras, articular una obra que legar a las generaciones venideras en forma de testimonio audiovisual sobre la memoria personal de una mujer, de una madre y de una libanesa que aún porta las heridas de un país asolado por años de conflicto. El argumento del filme no puede ser más sencillo y efectivo: en pleno temporal navideño a casa de una familia libanesa exiliada en Canadá llega un paquete dirigido a la madre que la abuela quiere esconder porque cree que arruinará las fiestas pero que la nieta se muere por abrir a escondidas.

Esta anti caja de Pandora atesora una gigantesca, hermosa hasta las lágrimas y multiforme correspondencia entre la madre y su mejor amiga durante los años en que una vivía en el Beirut de los bombardeos (ese que inmortalizó Jocelyne Saab como privilegiada testigo) y la otra en París, y su apertura es la varita mágica que permitirá a los cineastas desplegar un deslumbrante dispositivo narrativo donde los saltos temporales son una delicia y un prodigio constante de invención. Contagiados por las confesiones de juventud de la madre y la fascinación de la hija lectora, los cineastas juegan con la materialidad del soporte fílmico, mezclando formatos y texturas en una polifonía embriagadora, grácil y evanescente sin perder nunca de vista la gravedad de las situaciones padecidas. Sólo en el tramo final, cuando la madre se convierta en narradora desde el presente, al descubrir que en su anhelo por desvelar el pasado oculto (ya memoria colectiva) la hija ha abierto el paquete, la película se frenará cayendo en el pecado de la reconstrucción al uso. El convencional y postrero reencuentro en un moderno Beirut será nuevamente rescatado cinematográficamente por la mirada juvenil, deseosa por filmar a cámara rápida un nuevo amanecer.