LA VIDA ERA ESO | FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA

El cine no debería ser esto

Petra Martínez y Anna Castillo compartiendo dolencias en Bélgica.

Petra Martínez y Anna Castillo compartiendo dolencias en Bélgica.

La primera imagen de La vida era eso (el plano fijo de un pasillo vacío) invita al optimismo en su trabajada composición y duración. Por desgracia es tan solo un espejismo. La nueva película de David Martín de los Santos se entrega pronto a la batería de tics de cierto cine español contemporáneo: férrea tiranía del guion, trasvase de presencias televisivas (Petra Martínez en la que, pese a su encomiable esfuerzo, se confía demasiado), desajuste entre el nivel del sonido ambiente y el de las conversaciones, dicción encorsetada, fotografía demasiado pulida, desconfianza en las posibilidades del montaje, etcétera.

La película prometía una fuga, una experiencia vital, un nuevo horizonte para sus dos protagonistas, una en cuerpo y otra en alma, pero el director no se fía, ni del cine ni de los espectadores, y las ata, a ellas y al cine, bien cortito, manteniéndose detrás, tirando fuerte de los hilos, cortando antes de que ocurra algo demasiado comprometedor, filmando el tránsito a la salida o a la llegada, pero jamás durante el vértigo, y riesgo, del verdadero viaje (véase, por ejemplo, Wanda, de Barbara Loden), con sus, a veces, también feos y desolados extravíos y derivas.