Crítica 'O velho do Restelo'

El futuro es la aurora del pasado

O velho do Restelo. Corto-ensayo, Por-Fra, 2014, 20 min. Dirección: Manoel de Oliveira. Intérpretes: Luis Miguel Cintra, Ricardo Trêpa, Diogo Dória, Mário Barroso.

Dos fulgurantes despedidas de tono testamentario atraviesan e iluminan la sobredosis de imágenes-impacto y ruido ensordecedor que azota a tanto cine europeo de autor amontonado aquí esta semana. La de Resnais, ya glosada como se merece, y ésta de Manoel de Oliveira, quién sabe si el último trabajo suyo que nos llegue.

Y no podía ser más sintético, sencillo y elocuente su divertimento en corto, summa de vida, pensamiento y obra que avista un viejo ejemplar de Os Luisíadas de Camoes salido del océano y el retrato del alma humana atesorado por las páginas de El Quijote desde un banco de la propia calle de Oporto donde vive el cineasta, de nuevo junto a los cuerpos y voces claras de Cintra, Trêpa, Barroso y Dória, para rememorar con lúcido pesimismo (la expresión o velho do Restelo hace referencia en Portugal a ese espíritu y al conservadurismo más reaccionario), viejas batallas y utopías, los desafíos y anhelos del hombre y al artista en este tiempo de derrota y prosa blanda.

Oliveira convoca a Cervantes, Camões, Teixeira de Pascoaes y Castelo Branco a una charla amistosa sobre el pasado glorioso y mítico ya finiquitado de Portugal y España, dos caras de una Iberia añorada y forjada en los hitos artísticos de su Cultura (Santa Teresa, Goya) que se abisma y conversa encabalgando fragmentos de películas propias (Amor de perdiçao, O dia do desespero, Non, ou a vã glória de mandar, O quinto Imperio) y ajenas (el Don Quijote de Kozintsev), para poner a funcionar la máquina moderna del cine con esa artesanía primitiva que tan sólo está al alcance de quien ha atravesado su historia con modestia, oficio y precisión, fundiendo imágenes, voces y sonidos en un ensayo musical que suena tanto a elegía de Lopes Graça como a reconocimiento agradecido y despedida feliz; pero sobre todo, a lección moral para aquellos que nos vamos a quedar por aquí unos años más, quién sabe cuántos.

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