Crítica 'Amour'

Hasta que la muerte nos separe

Amour. Director: Michael Haneke. País: Fra-Aus-Ale. Año: 2012. Duración: 125 mins. Con: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva.

Sancionado como el último gran autor del cine europeo, Haneke se empeña de un tiempo (la semilla del mal: La cinta blanca) a esta parte (de la dignidad en el ocaso: Amour), lejos ya del punk, en refrendar esta imagen de (peligroso) consenso a golpe de grandes gestos y grandes temas, como si él mismo se hubiera autoinvestido desde la veteranía de ese discurso profesoral que lo legitima a pronunciar la última lección esencial sobre el hombre y su condición.

Amour convoca a los cuerpos avejentados de dos grandes iconos del cine moderno, Trintingnant y Riva, para esculpir con ellos un bloque de cine de cámara sobre la resistencia, el amor y la compasión desprovisto de toda carga espiritual: carne, peso, gestos, gritos y saliba sobre los que Haneke sostiene la cámara siempre un poco más de la cuenta, midiendo la duración de cada plano, calculando la distancia de cada encuadre, buscando esencias humanistas entre las rutinas de la desaparición. Todo claro, y pesado también. Amour busca desesperadamente la emoción fría con tanto ahínco que corre el riesgo de petrificarse en su empeño.

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