Festival de Jerez

Con Cádiz en el horizonte

  • La guitarra de Rafael Rodríguez fue otra de las notas agradables con falsetas desgarradoras

Resulta difícil condensar tantos ingredientes en una hora y cuarto de duración y sin que nadie haga ademán por mirar el reloj. Así es 'Gaditanías', la nueva propuesta de David Palomar y Mariana Cornejo que el pasado domingo por la noche llegó a la bodega Los Apóstoles de González Byass.

En tan corto espacio hubo tiempo para saborear la gracia y el arte de la bahía, hubo tiempo de disfrutar de cante del bueno, y hubo tiempo para deleitarse con la guitarra de Rafael Rodríguez 'El Cabeza'.

David y Mariana, Mariana y David exprimieron al máximo el jugo del Cádiz más puro, obsequiando al público, que respetó a los artistas con un silencio casi sepulcral durante toda la velada, con un repertorio ameno y doliente a la vez y que por momentos levantó el vello a más de uno. Su cante y su interacción con el respetable les valieron para salir por la puerta grande y casi aclamados, y eso que la noche, con tan lluvia, no invitaba a ese ratito tan bueno de arte.

Desde el primer momento se comprobó que ambos, algo normal porque el título del espectáculo responde a 'Gaditanías', iban a sacar los cantes más tradicionales de la Caleta, pero su naturalidad a la hora de ejecutarlos y sobre todo su buena comunión encima del escenario convencieron.

David tiró del 'Pregón de Macandé, que cada vez realiza con mayor pulcritud, en su presentación, y Mariana, engalanada con un mantón, respondió con una montañesa que acabó en milonga. Precioso. Cantes poco cultivados, pero con una musicalidad despampanantes.

El segundo retazo fue el de los tientos tangos, no sin antes intercambiar algunas palabras con ese ángel gaditano. Y es que si algo tienen, aparte de ser dos animales escénicos sobre las tablas, es su espontaneidad, de ahí que las ocurrencias arrancasen alguna que otra risa entre el público.

Con los característicos tientos de Cádiz, esos que tan bien interpretaba Pepe el de la Matrona, ambos fueron arañando sensaciones para rematar el palo con un baile por tangos de la propia Mariana.

Por seguiriyas, Palomar recorrió diferentes estilos desde Paco la Luz a Manuel Torre, pasando por El Marruro hasta rematar con el cabal del Fillo, todo con solemnidad y excelente vocalización, sin lugar a dudas, otra de las virtudes de este cantaor.

El gaditano culminó su aportación individual, aunque siempre escoltado por Mariana, con la malagueña de Fosforito el Viejo y de Enrique El Mellizo. Pese a la dificultad de este cante salió airoso.

Aquí permítanme que me detenga. Y es que a veces la figura del tocaor pasa inadvertida para la mayoría, ha quedado en segundo plano de un tiempo a esta parte y no se le da la importancia que a veces debiera. Sin embargo, la de Rafael Rodríguez no es una sonanta cualquiera, es una guitarra con vida propia y con un sentido del compás que ya no se oye. Sabedor de cuál es su papel, el de acompañar, Rafael, un flamenco con alma de hippie, nunca perdió la cara a sus cantaores pero tampoco pasó desapercibido para todo lo demás. Con sones clásicos, de sus manos salieron falsetas sobradas de talento, todas ejecutadas bajo la bandera de un profundo conocimiento de la técnica. Matizó cada nota, cada rasgueo, cada pizzicato y cada arpegio, siempre pendiente del que estaba al lado. Colosal.

Mariana, por su parte, desgranó las soleares de Cádiz con mucho entusiasmo, y si bien es verdad que en algunos tercios lo bordó, en otros, como en el macho final, estuvo cortita de fuerzas. No obstante, sus tablas le permitieron disimular el mal trago y para la gran mayoría este hecho pasó desapercibido.

Por cantiñas, donde David también apuntó leves letras, la cantaora demostró su compás. Conoce la esencia de este palo y con una guitarra arrebatadora en el acompañamiento, cumplió con creces.

El último arreón tuvo como epicentro a la figura de Chano Lobato. Mariana recordó momentos con el maestro y con David interpretaron diferentes estrofas de tanguillos, culminando la intervención con las letras que la artista gaditana dedicó al desaparecido cantaor en el homenaje tributado en el Falla hace unos meses.

Por bulerías de Cádiz, y con pataíta final incluida de uno de sus palmeros, Diego Montoya, y el propio Palomar, certificaron una noche mágica y donde todos disfrutaron de un montaje simple y a la vez efectista.

Cante: Mariana Cornejo y David Palomar. Guitarra: Rafael Rodríguez 'El Cabeza'. Palmas: Diego Montoya, Javier Katumba y Anabel Rivera. Lugar: Bodega Los Apóstoles. Aforo: Tres cuartos de entrada.

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