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Festival de Jerez | Crítica Argentina

Fresca pureza cantaora

Argentina se encuentra en ese grupo de voces que llevan la bandera del cante flamenco en su máxima expresión. Así vuelve a reivindicar la frescura de la pureza en su aparición en el Festival de Jerez, que ya puede incluirla en la lista de sus mejores actuaciones a lo largo de su trayectoria. No abandona su estilo de siempre, alejándose de los complejos de la contemporaneidad y sin recurrir a los estético y efímero para convencer. Su lenguaje está tan claro como los matices de su garganta y su cercanía, presente durante todo el recital. Consigue la convicción de un público que muestra respeto y admiración por quien no cumple sin más, sino que deja un mensaje en la memoria. No tiene dobleces y entrega su espíritu con generosidad en un recital que abre el ciclo ‘De la Raíz’ de la veintitrés edición de la muestra en la que, por cierto, nunca anteriormente había participado.

No se valió nada más que de las palmas y las guitarras que la acompañaron para conseguir su propósito, esto es, hacer disfrutar a partir de un recorrido por los estilos de siempre. Ya demostró su amplitud de registro y de conocimiento en la publicación de su disco ‘Un Viaje por el Cante’, publicado en 2012, y que la puso en los puestos más altos del escalafón del género, y en la noche del viernes fortaleció su garganta para demostrar que lo bueno no pasa de moda, o lo que es lo mismo, lo que se canta con verdad siempre tendrá interés.

A modo de recital se presentó Argentina en Jerez, tras años sin aparecer por la tierra que considera “mi segunda casa” y a la que acude constantemente para encontrar la inspiración. Si algo se debe destacar, amén de su talento cantaor, es su presencia, amable y receptiva. No resulta inquietante su ritual en el escenario, sino que nos permite dejarnos llevar por el compás de su amplio repertorio. Y en este encuentro con la tierra amada llega hasta el Cerro Fuerte y la poderosa estampa de La Paquera de Jerez a la que rinde honores en distintas ocasiones de la noche huyendo del mimetismo erróneo que otros quieren hacer, sino extrayendo lo más esencial de quien siempre será ‘Reina de la Bulería’, punzante garganta llegada del mar.

Hasta cerca de las dos de la madrugada (un poco largo el concierto, dicho sea de paso) se estuvo en Los Apóstoles de González Byass ante esta artista que desplegó talento por bulerías, guajiras y la posterior ronda de tonás, martinete, trilla acabadas con el romance de ‘Flores y Blancaflor’. La solemnidad del espacio no impidió la espontaneidad de los jaleos que desde el público sonaban fruto de la conexión inmediata con la artista.

Llena de fuerza y control, se introdujo en la serrana en uno de los momentos de la noche. Para que el ritmo fluyera y el espectador mantuviera la atención dejó su confianza en el toque de José Quevedo ‘Bolita’, quien es su mano derecha desde ya hace tiempo, así como en su otra mano, la izquiera, con Eugenio Iglesias. Ambos la acompañaron de la mejor forma posible. ¡Y qué palmas! Diego Montoya se empleó a fondo, que marcó camino a Los Mellis, tan eficaces y oportunos como siempre. Los tientos tangos volvieron a sonar a Jerez, como la bulería por soleá y la seguiriya corta de Tío José de Paula. Viajó hasta el levante acudiendo a la llamada de la minera, pasando por Graná, sumando al estilo rondeñas y jaberas. No se despedía, continuaba por alegrías con gusto y delicadeza, sin palmas. Las marianas, otro de sus cantes de la noche, y por fin Huelva. Acabando su comparecencia en Jerez plasmó sus primeros años en el cante, por fandangos. Cómoda y a gusto, con ganas de no acabar, coronó una actuación brillante que ya puede subrayar como la confirmación de su pródiga carrera.

Argentina - XXIII Festival de Jerez from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.

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