Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

La crítica

Honestidad brutal

  • Por este primer montaje en solitario, Manuel Liñán es desde ya un dignísimo y firme candidato al Artista Revelación de esta edición

No olvidará fácilmente este treintañero la merecidísima ovación que le tributó Villamarta al caer el telón, anoche dentro del XVI Festival de Jerez, después de exponer Tauro, su primer montaje en solitario de gran formato. Manuel Liñán, con visibles nervios por torear en esta importante plaza, aborda en esta ópera prima —aunque su carrera es dilatada a pesar de su juventud— un tour de force sin aspavientos en justa y digna correspondencia con su tierra natal, Granada, y sus referentes artísticos, pues sin irnos muy lejos lo mismo acude sin complejo alguno al sempiterno faro del inmortal Mario Maya, que se nos hace muy presente en el arranque  con la trilla y las temporeras de Montefrío, que rescata conceptos, recursos teatrales y mudanzas de coreógrafas contemporáneas tan sugerentes como Rafaela Carrasco y Teresa Nieto.

Probablemente, la secuencia que mejor sintetice el alma de la propuesta sea la suite netamente granadina de la recta final de un montaje que agradecería una generosa dosis de tijera que lo haría aún más dinámico. Es en ese momento cuando se suceden diversas piezas, como dentro de una  cueva sacromontana ideada a partir de un juego con las telas, que evidencian la prematura madurez bailaora y coreográfica de Liñán, que cierra la obra danzando un solo de escuela bolera, con palillos y revoloteando al son de las soleares de Arcas. Un poco antes, paso coral para el gracejo de La mosca y dos buenas exhibiciones de Guadalupe Torres y Vanesa Coloma,  en la alboreá y el tanguillo de la flor, otros de los bailes que integran el ritual de la típica zambra granaína de los gitanos del Sacromonte. Todo bien remachado, pese a puntuales dificultades técnicas de luz y sonido, y con un colorido airecillo vintage en la estética de este generoso pasaje que sincretiza las lenguas dancísticas de Liñán, con una acusada bicefalia entre el sutil y casi asexuado bailarín y el aguerrido y recio bailaor flamenco.

Tras haber seguido parte de su evolución en esta muestra formando parte de tríos, con Marco Flores y Olga Pericet, y en el homenaje coral a Mario Maya, en Tauro se puede apreciar con todo lujo de detalles el baile sacrificado y poderoso de Liñán, pero también su faceta más creativa y contemporánea, con esa pieza instrumental por granaínas que entretejen el hermoso sonido de la guitarra de Luis Mariano —que ayer hizo doblete, pues también respaldó el baile de la granadina La Moneta—, y la danza de Torres, Coloma y Cristian Martín, que se enredan en un hipnótico movimiento entre las enormes seis cuerdas que sirven de escenografía para la que bien pudiera ser una guitarra imaginaria. Si en el apartado coreográfico demuestra talento, en el taranto de Manuel Torre que interpreta un sobreesforzado Matías López ‘El Mati’, Liñán marca el cante con la suficiente elegancia y serenidad para romper en una escobilla demoledora que proporciona un clímax en su punto justo, sin estridencias ni zapateados martilleantes. Repite la secuencia, esta vez con el taranto del tío Rufino, y falla por exceso, pues además remata por tangos trianeros, lo que alarga innecesariamente, creemos, un número que bien pudo quedar redondo.

Aunque a veces Tauro pueda dar cierta sensación de pastiche, de abarcar mucho y apretar poco, el baile de Liñán, tan enjuto físicamente como sobrado de pies y braceo, redime cualquier defecto formal o conceptual. La honestidad brutal y el conocimiento que derrama en escena este joven granadino compensan lo demás. Por este primer montaje en solitario es desde ya un dignísimo y firme candidato al Artista Revelación en esta edición del festival. Cosas de la vida, bien podría tener en frente a Marco Flores como rival.

Baile

Tauro               

Baile: Manuel Liñán, Guadalupe Torres, Vanesa Coloma, Cristian Martín. Guitarra: Inmaculada Rivero, Mercedes Cortés, Matías López ‘El Mati’. Guitarra: Antonia Jiménez, Luis Mariano. Coreografía: Manuel Liñán. Música: Antonia Jiménez, Luis Mariano. Asesor musical: Juan Pinilla (adaptación letras abandolaos y cabales).  Letras y datos históricos de zambras: Curro Albaicín. Diseño de iluminación: Gloria Montesinos (AAI). Sonido: Kike Cabañas. Diseño vestuario: Yaiza Pinillos. Realización vestuario: Maribel Rodríguez. Escenografía y regiduría: Renald San Miguel. Coordinadora de producción: Ana Carrasco. Dirección musical: Luis Mariano. Dirección: Manuel Liñán. Lugar: Teatro Villamarta. Día: 7 de marzo. Aforo: Lleno.

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