Manuela Carpio es una bailaora de raza, de las que ya no quedan. Una maestra del baile jerezano que vivió una época dorada en los escenarios pero que, por decisión propia, se volcó en su faceta como profesora. Ahora, tiene ganas de pasearse de nuevo por los tablaos. Alumnos no le faltan durante todo el año, pero en el Festival, le llueven seguidores de todas las partes del mundo. Esta noche estará con su espectáculo de baile en la Guarida del Ángel, a las 23.30 horas.

-Tras el éxito conseguido en la pasada Fiesta de la Bulería, vuelve a presentarse en Jerez…

-Tengo muchas ganas de estar de nuevo en el escenario. Estoy en una época en la que me siento cómoda y con la inspiración que necesito para bailar. Soy una persona que se mueve según sienta en cada momento, a veces tengo la moral más baja y otra más alta, pero llevo una época en la que tengo muchas ganas de dar mi corazón en el tablao, estoy loca porque llegue el sábado.

-Aunque a usted con las clases no le va nada mal, ¿no?

-Yo no me puedo quejar, sino sería como meterme un guantazo a mí misma. Tengo durante todo el año la academia a rebosar, tanto de niños pequeños como de gente más mayor. También vienen a verme algunos que ya son más profesionales para que le ponga alguna cosita… Pero en la época del Festival ya es tremendo. Gente de todos lados, ya lo estás viendo, chinos, franceses, japoneses… Y luego mis clases del propio Festival de Jerez que siempre han contado conmigo para los cursos.

-¿Recuerda los primeros años del Festival?

-Sí. En principio era todo como una prueba y no se sabía qué futuro tendría. Luego ya vimos a buenas figuras en el Teatro Villamarta y era una maravilla. Yo he estado en ocasiones en la Sala Compañía con mi espectáculo, pero tengo que decirlo ahora, yo quiero estar en el teatro que parece que se han olvidado de mí.

-Después de lo de la Fiesta de la Bulería parece que vuelve a estar usted en el candelero…

- Yo no me esperaba tanto éxito en aquella noche. Había mucha gente que tenía ganas de verme bailar y que apostaban por mí. Fue una sorpresa grandísima. Y bueno, me sirvió para darme cuenta que todavía puedo dar mucho de mí. Yo me afinqué en la tranquilidad de mi academia, no quería nada que no fueran mis clases, y ahora entiendo que no debí dejar los escenarios nunca. Pero bueno, aún me encuentro capacitada y con fuerzas para bailar, y el día que no las tenga, a la academia.

-¿Cómo eran aquellos años en los que Manuela era la bailaora de Jerez?

-Pues yo me siento muy orgullosa de todo lo que viví en esos años noventa en los que compartía cartel con Tía Juana o Tía Anica, que tengo fotos. Yo no faltaba ni un año a la Fiesta de la Bulería, le dieron por mí y estaba en todos los festivales. Luego esos ratos con Tío Chalao o María Soleá, esos cantaores tan especiales que transmitían cosas especiales y que ya no quedan.

-Bueno en el espectáculo de esta noche va usted bien acompañada también…

-Por supuesto, yo siempre con mi gente para adelante. Mi Cachorro, mi Iván, mi Juanillorro, Enrique 'El extremeño', El Rubio de Pruna, Juan Diego Mateos a la guitara. Yo no sé cómo voy a poder bailar en ese escenario tan pequeño con tanta gente encima, pero bueno, nosotros nos entendemos y a disfrutar. Vuelvo a lo de antes, es una pena que este espectáculo no se pueda llevar al Teatro Villamarta, y mira que lo he pedido veces… Yo quiero siempre estar con mi familia, que es lo más importante.

-¿Cómo definiría su baile? ¿Y el de las nuevas generaciones?

-A ver, mi baile es muy racial, muy flamenco. Yo vengo de dónde vengo y me gusta tirar el pellizco. Los periodistas me dicen que mi baile está en peligro de extinción. Cada vez queda menos de lo de mi época, ese sabor era distinto. Hay muy buenas bailaoras en Jerez, como Gema Moneo, Saray García, Rocío Marín… Pero claro, las nuevas generaciones cada vez se centran más en la técnica y se olvidan que lo más importante es el alma.

-Tras la actuación de La Guarida del Ángel, ¿hay algunas fechas firmadas?

-Pues este año estaré en los Jueves Flamencos de Cádiz. Estoy muy contenta. Y bueno, ya estamos mandando proyectos a los festivales de verano de Andalucía a ver si alguno quieren contar conmigo, pero vamos, que yo tengo que ir con mi gente a todos lados. Como aquella vez que fuimos a Francia, que no se pudo aguantar. El dinero es lo de menos, yo lo que quiero es mi gente conmigo, soy feliz con un bocadillo de mortadela y un batido.