Festival de Jerez | Crítica 'Nocturno'

Inspiración taciturna

Leonor Leal en Sala Paul

Leonor Leal en Sala Paul / Manuel Aranda

La presencia de Leonor Leal causó un gran interés en la tarde de ayer en Sala Paúl, ese espacio que abre sus puertas en esta edición del Festival para acoger, como de costumbre, propuestas de carácter más conceptual o abstracto. No siempre se cumple pero sí nos acostumbramos a no ir predispuestos a encontrar una obra flamenca como tal, o mejor dicho, de corte clásico.

Tampoco aspiramos a tal fin teniendo en cuenta que Leonor, junto a su grupo, posee un universo de inquietudes inabarcable para los límites, de ahí que tengamos la expresión convencional más alejada de lo normal. Otro de los aspectos a los que llegamos cuando se trata de esta bailaora es su limpieza en ejecución, en escenario y en puesta en escena. Pocos elementos de decorado, los precisos y adecuados para que el mensaje estuviera aún más claro de lo que su ‘Nocturno’ supone.

Necesita parar y encontrarse a sí misma en un tiempo en el que la presión diaria de cualquier creativo está a merced de modas e influencias inexplicables que no son más verdad por estar extendidas. Ahí está la jerezana, en la lucha de dar con la razón de ser y con el sentido de su baile, ese que a veces nace en los sueños en busca de la salida al mundo real. Y en el buceo sonámbulo de su noche necesita el diálogo emocional con lo contrario, con lo opuesto, con lo que apenas tiene relación con su habitual idea. Se topa cara a cara con Antonio Moreno que se hace dueño del espacio sonoro en la constante provocación de la inspiración que se agudiza a medida que la fuerza de sus instrumentos de percusión aumenta.

En tono humor continúan en ese proceso del porqué, ante la oscuridad que es donde mejor se ve. En el silencio del ocaso se enfrenta a los golpes inestables del lugar y necesita acudir a la exquisitez de Alfredo Lagos, que actúa de sosiego e invita a la paz interior y a la tranquilidad. Todo es un camino de búsqueda que a veces llega a provocar la desesperación, mostrada con movimientos cubistas en los que la bailaora demuestra su personalidad en la danza.

Se hace llevadero ese proceso, pues a pesar de no estar presente el cante o la música cantada no se echa de menos, no extrañamos en ningún momento la presencia de una voz. Es seguramente la garganta del alma de estos tres músicos las que gritan las necesidades saciadas. La sonrisa de cada uno de ellos en los momentos claves hacen presagiar que los objetivos se cumplen y que la respuesta llega. Las escenas ilógicas de la trama terminan por ser entendidas al quedar claro que en ese proceso hay de todo y que cuando el ser está perdido, sólo la comunicación propia dota de sentido al ser. Esa creatividad de Leonor, Antonio y Alfredo nos hace reflexionar.

Leonor Leal- 'Nocturno' from Festival de Jerez Televisión on Vimeo.

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