-¿Qué es para usted el Festival?

–El Festival para mí es la cita más importante del flamenco. Personalmente es especial porque empecé a bailar aquí y luego porque es un punto de sinergias que nos viene a todo el mundo y la cultura, genial. Aparte es un festival que apuesta por los creadores y abre sus puertas a todo el mundo, no es localista.

-La letra que más odia pero que siempre recuerda...

–Uff, una que me da mucho coraje es la de ‘Molotov’ que dice ‘Matarile al maricón’.

-¿La que más le gusta?

–Me encanta una que vi en el último espectáculo de Manuel Liñán, la de Libre, que cantaba El Lebrijano.

-¿Qué haría si le toca la lotería?

–Me gustaría abrir un teatro o sala pequeñito.

-¿Una berza o un puchero?

–Yo más de berza, porque además a mi mare le sale buenísima (risas).

-Dígame una manía que tenga antes de subir al escenario...

–Me gusta mucho calentar antes de entrar al escenario. Me pongo a correr como un loco, a hacer abdominales, todo para salir sudando.

-¿Sin cuál de los cinco sentidos no podría vivir?

–No podría vivir sin el oído. Tampoco sin la intuición, aunque no es un sentido.

-Ese rato de ‘duende’ que guarda en su memoria...

–Hay muchos ratos, la verdad, pero me quedo con la primera vez que entré en una clase de baile. Fue en el II Festival de Jerez con Antonio Canales. Verle bailar delante mía me marcó para los restos.

-Un genio o artista no reconocido...

–Hay muchos, pero ahora mismo no caigo.

-Si fuera presidente del gobierno cambiaría....

–Cambiaría la educación en el sentido de que las potenciaría muchísimo más. Luego, pondría más compromiso con todo lo que son los telediarios y eso, que no se manipulen tanto y que en vez de 20 minutos de deporte, haya quince de culturas y cinco de deportes.

- El braceo de...

–Antonio ‘El Bailarín’.

-El quejío de...

–Camarón.

-Una falseta de...

–Manolo Sanlúcar.