LA CRÍTICA

Nacida para ser grande

Rafaela Carrasco, en un momento de 'Nacida sombra'. / MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ

Rafaela ha vuelto. Ha vuelto y de qué manera. Después de su periplo al frente del Ballet Flamenco de Andalucía, la bailaora sevillana retoma su carrera como solista con 'Nacida sombra', un espectáculo en el que reivindica nuevamente que estamos ante una de las figuras actuales con mayor ingenio y talento del panorama dancístico español. Lo hace basándose en lo que sabe hacer, bailar, pero con una entereza y una convicción que acaban por trasladarse al público.

Porque 'Nacida sombra' es, por encima de todo, un montaje elegantísimo, con una iluminación y dramaturgia bien conseguida (yo diría que casi perfecta) y donde la interpretación traspasa el escenario hasta conseguir envolver al patio de butacas. En él, Rafaela se retrotrae hasta el Siglo de Oro para rendir homenaje a la religiosa Teresa de Jesús, la escritora María de Zayas, la actriz María Calderón y sor Juana Inés de la Cruz.

Con este planteamiento, la bailaora va dando forma a un contexto perfectamente conectado en el que cualquier detalle, por mínimo que sea, tiene una intención. Desde los juegos de sombras con los que se proyectan los bailes, pasando por un vestuario concreto, con muchos vuelos para conseguir el efecto deseado, hasta la elección de la narradora, la actriz Blanca Portillo, ideal para anexionar cada una de las escenas.

Todo ello sin obviar una banda sonora estudiada y medida para que encaje con cada personaje. En ella descubrimos el flamenco más señero, con Miguel Ortega y Antonio Campos, al cante, y Canito y Jesús Torres, guitarras, como inductores, recorriendo el fandango con sabor a Huelva, la soleá, los romances, alegrías, tarantos y la guajira; pero también la música de época, con sonidos barrocos, cuando se acerca a Juana Inés de la Cruz, de de corte popular y cortesano cuando lo hace a María Calderón o en tonos jazzísticos a la hora de acercarse a María de Zayas. Resulta curioso el enorme trabajo de adaptación de todos y cada uno de los textos en el cante, una labor loable.

Pero si hay que dimensionar algo en este montaje hay que detenerse también en la coreografía, un trabajo pulcro, sin estridencias y en la que se abrazan el flamenco y la danza con total libertad. Todo sin caer en excentricidades. Los trabajos corales e individuales brillan especialmente a través de Paula Comitre, Florencia O'Ryan y una finísima Carmen Angulo, que tienen su momento concreto para reivindicarse.

Rafaela, por su parte, es Rafaela, es decir, elegante, dulce, airosa, sutil, flamenca (con ese braceo sevillano tan suyo). Una verdadera maravilla.

BaileNacida sombra

Dirección y coreografía: Rafaela Carrasco. Idea original y dramaturgia: Álvaro Tato. Voz en off (cartas): Blanca Portillo. Baile: Rafaela Carrasco, Florencia O´Ryan, Carmen Angulo y Paula Comitre. Guitarras: Jesús Torres y Juan Antonio Suárez “Cano”. Cante: Antonio Campos y Miguel Ortega. Composición musical: Antonio Campos, Jesús Torres y Pablo Suárez. Diseño de escenografía: Carolina González. Diseño de vestuario: Belén de la Quintana. Diseño de vestuario: Rafaela Carrasco, Blanco y Belmonte. Diseño de iluminación: Gloria Montesinos. Diseño de espacio sonoro: Manu Meñaca. Producción ejecutiva: Alejandro Salade. Distribución: Emilia Yagüe Producciones. Día: 6 de marzo de 2018. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Lleno

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