XXV Festival de Jerez

¡Olé los elegantes!

Un momento del espectáculo de Fernando Jiménez.

Un momento del espectáculo de Fernando Jiménez. / Manuel Aranda

Una de las cosas que ha conseguido el Festival de Jerez en estos 25 años de vida es que los artistas de la tierra evolucionen y se esfuercen por mejorar. Ha sido como un bálsamo y a la vez un reto para muchos de ellos, que cuando han podido abrir la puerta de la programación, han tratado de aprovechar esa oportunidad de la mejor manera.

Fernando Jiménez es un ejemplo de todo ello. El bailaor jerezano estrenó ayer ‘Transiciones’, su primera propuesta en solitario y con la que cumplió con creces. Exprimiendo al máximo los recursos de luces y sin meterse en terrenos pantanosos, Fernando preparó una puesta en escena sencilla, pero bien hilada, cuidando los detalles y exhibiéndose tal cual es.

Porque el jerezano es un bailaor de corte clásico, con buena planta y elegancia hasta en el vestir. Es cierto que aún tiene mucho que aprender y que en algunos aspectos debe insistir y mejorar para seguir dando pasos adelante, pero eso no quita que ayer estuviese a la altura de las circunstancias.

Cuando fue necesario, asumió con personalidad el protagonismo, haciendo soleá, serranas y tarantos, y cuando había que abrir la mano para que entrara el aire externo, lo hizo siempre con criterio. Porque las colaboraciones en este espectáculo son de categoría, y no sólo por nombres, sino por realidades. José Gálvez aportó, como siempre, su impronta por serranas, y Pastora Galván revolucionó el patio ofreciendo una pincelada por tangos y una clase magistral por bulerías, en la que ofreció miles de replantes y ese toque femenino que tan bien maneja. ¿Y Juana Carrasco? Juana es arte puro y natural, y sólo por verla bracear sobre una silla nada más se levanta el telón, ya vale la pena pagar una entrada.

Juana Carrasco, en uno de sus braceos por bulerías. Juana Carrasco, en uno de sus braceos por bulerías.

Juana Carrasco, en uno de sus braceos por bulerías. / Manuel Aranda

Pero en este ‘Transiciones’ destacó también el potente elenco artístico. Al margen de las guitarras, coordinadas y correctas en todo cuanto realizaron, me quedo con las voces de Manuel Moneo Carrasco, Enrique Remache y Juan de la María. Manuel crece y crece, y cada vez tiene más cuajo, mientras que Enrique es pura canela y considero que es uno de los jóvenes cantaores jerezanos más desaprovechados teniendo en cuenta las virtudes que tiene. Juan de la María fue, para mí, el gran descubrimiento, mostrándose extraordinario en todo lo que hizo, desde los cantes puramente de la tierra hasta en las personalizaciones de Juan Villar o Morente.

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