Festival de Jerez

Raíces que llegan al cielo

A David Carpio lo hemos visto en distintas facetas como cantaor durante estos años en los que ha crecido artísticamente de forma considerable. Si bien ha demostrado ser un escudero fiel e imprescindible para primeros nombres del baile y la danza española, caso de Manuel Liñán (entre el público, más tarde se suma a la fiesta por bulería de manera inesperada), también ha protagonizado recitales memorables como el que ofreció en el año 2011 en el Palacio de Villavicencio en compañía de Moraíto, dentro del Festival de Jerez. Por tanto, podemos decir que es un cantaor largo, como se suele decir. Conocedor de lo que le antecede, respeta su apellido y sus orígenes, y lo demuestra en su último disco 'Con la voz en la tierra', presentado ayer en Sala Paúl con un 'no hay billetes' de antemano.

Su estilo jerezano se enfrenta a la vanguardia musical que le aporta el contrabajo Pablo Martín o la armónica de Diego Villegas, dos elementos que suman riqueza musical al resultado. Es la soleá, 'Encuentros', junto a Martín, el ejemplo más claro de que este cantaor no se amarra ciegamente a sus raíces sino que recurre a ellas para crear su propio idioma sonoro, que gusta sobradamente. En este trabajo cuenta con la producción musical de Santi Lara, que envuelve los cantes de Carpio de una actualidad fresca y apetecible.

Abre con los romances 'Origen y búsqueda', generoso en su voz, con fuerza y determinación. El volumen del sonido parece excesivo en algunos momentos, como en noches anteriores. Pero David sabe dominar los tonos bajos y consigue imprimir suavidad a los cantes, como en la taranta 'Preso de su cante'. Este "sueño hecho realidad" se manifiesta en forma de milonga que remata por bamberas dejando evidente que su experiencia en los escenarios le permite renovar conceptos hasta ahora establecidos. Musicalidad a raudales con un equipo de palmas y percusión muy a la altura.

Los tangos de (y para) El Piyayo denotan complicidad entre el grupo, y disfrute del protagonista. De esa actuación con Moraíto que ya comentamos nació "el amor, la admiración y hasta la obsesión" por el de Santiago. Sus cuerdas sonaron en las manos de su hijo Diego del Morao, que rinde honores con sus recreaciones en las bulerías 'Los colores de la esencia'.

Diego, colosal. Como también Manuel Valencia, su "compadre", que nos hizo temblar por seguiriyas. David inmortalizó el momento con un macho que popularizó Antonio Mairena, uno de sus grandes referentes.

En los fandangos 'Ella es buena y volverá' vuelve a su Plazuela para tirar de lo que dejó dicho Manuel Torre y Agujetas, y le suma el compás de la soleá para acabar un número muy aplaudido. Todo parecía normal, David interpreta los temas del disco. En las bulerías que dedica a su padres, con las tres exultantes guitarras, sale por sorpresa Manuel Liñán. Por asombro para David y el público, pues parece que el bailaor lo tenía previsto ya que sale con las botas oportunas. Aquello se alborotó, como es normal ante tal jolgorio en el escenario. Dedica su último martinete a Álvaro Aguilar, y su hijo le acerca un ramo de flores que provoca la emoción.

CanteCon la voz en la tierra

Cante: David Carpio. Guitarras: Manuel Valencia, Santi Lara y Diego del Morao. Contrabajo: Pablo Martín. Percusión: Carlos Merino. Palmas: Chicharito, Diego Montoya y Carlos Grilo. Coros: Marci y Javi Peña. Armónica: Diego Villegas. Día: 07 de marzo. Lugar: Sala Paúl. Aforo: Lleno.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios