La crítica · Teatro Villamarta

El amor desde los tópicos

  • El sonido zíngaro de 'La Gitanilla', loable y arriesgada apuesta de Carmen Cortés, cierra el XX Festival de Jerez.

Coincidiendo con el 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, Carmen Cortés ha querido inspirarse en una de las novelas ejemplares más conocidas, 'La gitanilla', para poner en pie su vigesimosexta creación artística. Para ello cuenta con un elenco de más de veinte personas, todo un atrevimiento para estos tiempos que corren en los que la cultura es la hermana pobre de la sociedad. Por esta misma razón, es cuanto menos loable su arriesgada apuesta, sobre todo cuando la tónica generalizada de hoy día en el baile es de tender al minimalismo.

Su último espectáculo se sustenta en la fórmula clásica del ballet, es decir, con coreografías muy dinámicas, mayoritariamente colectivas, y en las que el ritmo de la escena es rápido y continuo. Con un vestuario de época, muy colorido y vivo por cierto, y una buena iluminación, la bailaora catalana rinde su particular homenaje al pueblo gitano y esas formas dancísticas primitivas que nos retrotraen a la entrada de los gitanos en nuestro país. Así, podemos ver aquellas danzas zíngaras con pandereta y el violín, símbolos del folcklore romaní.

A ello se unen elementos de la escuela bolera y por supuesto flamenco, principalmente en la figura de la propia Carmen Cortés. Quizás sea el talón de Aquiles de la obra, la escasa participación de la artista en el baile más profundo, más flamenco. Tanto que sólo la vemos hacer una soleá y justo cuando el espectáculo está a punto de terminar. Es el único momento en el que destapa toda esa visceralidad que posee.

La bailaora asume el papel de Preciosa, esa niña noble criada por gitanos, que a modo de flashback va descubriendo su verdadero origen. Es ese el núcleo de 'La Gitanilla', que destaca también por su carácter teatral (muy ligado siempre a la trayectoria de la bailaora desde que trabajaba con Mario Maya) e instrumental, ya que el cante aparece muy a cuentagotas y la mayoría de pasajes se nutren tanto de la percusión, importante en la primera fase (tanto que a veces se come al propio cante en cuanto al sonido), como de las guitarras, fundamentales en la segunda con composiciones musicales de peso.

A lo largo de la casi hora y media de montaje son especialmente llamativas determinadas coreografías, como la que ejecutan con dos sábanas la parte masculina del cuerpo de baile que componen Cristian Rubio 'Truco' (hijo de la bailaora Eli La Truco), Daniel Yagüe, Pedro Pérez y Juan Manuel Miras; y Jorge Calderón, que hace de galán joven, o la capacidad para crear ambientes que desempeña el ballet. Sin embargo, otras resultan un tanto manidas y poco originales, como la de la boda, que en este Festival han tenido momentos gloriosos con Antonio Márquez o la Compañía de Antonio Gades.

'La Gitanilla' acaba con final feliz, con el triunfo del amor pero sin perder la libertad.

Baile

La Gitanilla

Baile, coreografía y dirección artística: CarmenCortés. Baile: Jorge Calderón y Florencio Campo. Cuerpo de baile: Vanesa Rodríguez, Paula Fernández, Lorena Martínez, María Farelo, Nazaret Oliva, Cristina Cazorla, Cristian Rubio ‘Truco’, Daniel Yagüe, Pedro Pérez y Juan Manuel Miras. Guitarra: Aquilino Jiménez, Jonatan Giménez. Cante: Antonio Carbonell, Antonio Moreno ‘Cancun’, Sonia Pérez y Marta Heredia. Percusiones: Rafael Serrano, José Suero ‘Morito’. Violín: Konstantin Chakarov. Dirección: José Maya y Carmen Cortés. Dirección musical: Gerardo Núñez. Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Diseño de escenografía y vestuario: Isabel Núñez. Regidora: Isabel Lahera. Producción técnica: Lola Cortés. Día: 5 de marzo de 2016. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Media entrada.


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